Rafa Nadal superó con menos complicaciones de las esperadas su estreno en el torneo de París, noveno y último Masters 1.000 de la temporada, tras batir este miércoles al checo Lukas Rosol en dos sets por un doble 6-2 en poco más de una hora.
El de Manacor demostró que sigue estando en un momento óptimo de juego y se deshizo de un rival que le suele crear bastantes complicaciones, como sucedió la semana pasada cuando ambos se vieron las caras en Basilea y el centroeuropeo tuvo contra las cuerdas al balear, cayendo finalmente en tres mangas (1-6, 7-5, 7-6(4)).
Pero en esta ocasión, el exnúmero uno del mundo no dio opciones a un Rosol clasificado desde la previa y desarbolado de principio a final por un jugador muy sólido y que desactivó en esta ocasión el tenis del jugador de Brno, que nunca se pudo imponer en la pista, principalmente porque no pudo sacarle partido a su poderoso saque.
«JUGUÉ UN PARTIDO SÓLIDO, CON POCOS ERORES»
Nadal explicó que disfrutó de un «partido sólido» y «con pocos errores», mejorando la que fue su puesta en escena la pasada semana también ante el checo en el torneo de Basilea. «No preparé el partido de manera diferente.
Fue otro partido más, uno contra un rival duro y complicado. Rosol es siempre un rival duro, pero jugué mejor que en la primera ronda de la semana pasada», indicó.
«Jugué un partido sólido, con pocos errores. Saqué bien y fui a por los puntos con mi derecha», apuntó un Nadal que pasó por encima de su rival en un duelo bien distinto al de Basilea.
