El tren que no debió viajar

Julio de 2013 el Alvia 730 que cubría el trayecto Madrid-Ferrol descarriló a las 20.41 cerca de Santiago. Fue el primer accidente mortal de la alta velocidad en España. 81 muertos y casi 140 heridos.

Todo el pasaje y la tripulación. Más de dos años después, el pasado 7 de octubre, el juez Andrés Lago Louro cerró la instrucción. “No tengo fe en la justicia.

Tanto los fiscales como los presidentes de salas de audiencias provinciales dependen directa o indirectamente del Gobierno”, cuenta a EL PAÍS Jesús Domínguez, presidente de la Plataforma Víctimas Alvia 04155, que agrupa a la mayor parte de los accidentados y cuyo testimonio aparece en ‘Frankenstein 04155’, revelador documental de Aitor Rei que se estrena mañana en la Seminci, el festival de cine de Valladolid.

Todos los datos de ‘Frankenstein 04155’ surgen de documentos de Renfe, Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), Ineco (consultora de ingeniería civil), es decir las tres empresas públicas que se encargan de los ferrocarriles y que dependen del Ministerio de Fomento.

Todo lo que mostramos procede hasta de tres fuentes posibles”, asegura Rei (Ourense, 1980), que empezó con el filme cuando leyó “informaciones que mostraban que no todo estaba claro”. Aunque bastante de su material ya había sido publicado por EL PAÍS y La voz de Galicia’ el filme desvela nuevas irregularidades.

Frankenstein 01455 arranca con la primera conversación telefónica posterior al accidente del maquinista, Francisco José Garzón. Me despisté, pasé a 190. Ya lo dije a los de seguridad, que un día nos íbamos a despistar y que eso era muy peligroso.

Pobres viajeros Si el convoy descarrila es porque pasa a 179 kilómetros por hora por la curva de Angrois, donde no podía superar los 80 kilómetros por hora.

Pero poco a poco, Frankenstein 04155 demuestra que eso iba a ocurrir antes o después en un tren que pesaba más de lo permitido, que circulaba contraviniendo la prohibición de la documentación oficial y que ni siquiera está homologado en su conjunto sino por partes. De ahí el nombre que recibía en el argot ferroviario, el Frankenstein.

Varios técnicos explican: “Está hecho de retales de otros productos, no obedece a necesidades operativas sino a políticas.

José Blanco, el ministro de Fomento del PSOE que impulsó la Alta Velocidad a su Comunidad Autónoma natal, lo llamaba el “tren híbrido”, creado para la ocasión: “El Alvia 730 es material pionero, mixto de ancho variable se refiere a la vía,es capaz de ir con electricidad y con diésel.

Su predecesor es el Alvia 130, un tren de 321 toneladas, con dos locomotoras y vagones de 15 toneladas de peso. Sin embargo, explica Frankenstein 01455, a esa formación le añaden dos furgones generadores, pegados a las locomotoras. Y el peso se eleva a 384 toneladas.

En las imágenes del descarrilamiento, se ve que, a pesar del exceso de velocidad, la locomotora supera la curva, pero el furgón generador, al tener el centro de gravedad distinto, vuelca y tira de ella.

El furgón generador de cola espachurra literalmente a los vagones precedentes, de ahí que en ellos haya más muertos.




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