La dimensión de la catástrofe explica la petición de una medida excepcional mientras cunde el desánimo entre los vecinos de los municipios afectados
Valencia entera, de la capital al resto de la provincia pero sobre todo las poblaciones más golpeadas por la riada, amaneció este jueves con el ánimo encogido. Con el alma en suspenso, sus habitantes contenían la respiración ante el temor de que los peores presagios se confirmaran, tanto en lo relativo a las vidas que se cobró la catástrofe del martes, como en el impacto que tuvo sobre los bienes materiales y también sobre la moral colectiva. Esos sombríos pronósticos no tardaron en cumplirse, dramáticamente: Valencia está desbordada, por el impacto de la riada, pero también metafóricamente. El sentimiento generalizado es de desolación, cercano a la desesperación, y justifica la medida que acacaba de adoptar Carlos Mazón: reclamar la ayuda al Ejército.
«No podemos todavía precisar los datos. Hay muchas personas desaparecidas. Sería algo prematuro»: ya de buena mañana, estas palabras de Margarita Robles, ministra de Defensa, aludía al temor generalizado que se expande entre quienes protagonizan las tareas de rescate de damnificados por la riada y de ayuda a los municipios más directamente perjudicados, en declaraciones al programa ‘La mirada crítica’, de Telecinco. Una reflexión que ponía voz a la inquietud con que había amanecido Valencia y las demás poblaciones arrasadas por el temporal que el martes segó más de un centenar de vidas: 155 muertos, en total, según el balance provisional recién hecho público por las autoridades que se ocupan de coordinar los servicios de emergencia. Un terrorífico saldo de daños en vidas humanas que convierte esta catástrofe en la más trágica de nuestra historia: equivale para esta generación al drama que supuso para nuestros padres y abuelos aquella triste riada del 57, que se cobró 81 vidas.
Durante la mañana se han ido sucediendo las manifestaciones de responsables gubernamentales, de distintas administraciones. El ministro de Transporte Óscar Puente ha avanzado que no habrá trenes de alta velocidad Madrid-Valencia durante «dos o tres semanas», durante una rueda de prensa en Madrid. Un grave contratiempo que se suma al colapso total de conexiones que sufre Valencia, que ha amanecido bloqueada: el acceso por las principales vías ha sido prácticamente imposible durante buena parte de la mañana. Llegar a la ciudad significaba someterse a formidables atascos, tanto por avenida del Cid y la continuación hacia la A3, la pista de Silla, la conexión por Bioparc… El paisaje sigue siendo desolador, consecuencia también de que numerosos vehículos que se accidentaron durante la terrible jornada del martes todavía están pendientes de ser retirados del arcén o la calzada. Una descorazonadora sensación a la que contribuye saber que en medio de la desolación, junto a ejemplares muestras de heroísmo, se registran casos de saqueo y pillaje en los comercios golpeados por la riada. Hay decenas de detenidos.
El jefe del Consell ha sido otra de las autoridades que ha comparecido esta mañana para ofrecer detalles sobre la estrategia empleada frente al impacto del temporal; en concreto, ha informado de las ayudas exprésmovilizadas por su gobierno para atender a los damnificados, que se eleva a 250 millones de euros, serán compatibles con otras percepciones e incluirán exenciones fiscales en el tramo autonómico del IRPF y líneas de crédito del IVF a coste cero para los afectados. El propósito principal de este paquete de medidas, que el pleno del Consell tiene previsto aprobar el martes, se dirige a que los damnificados «puedan rehacer sus vidas». Un objetivo que tardará en materializarse: quienes desde primera hora han conseguido acceder a los puntos más críticos que arrasó la DANA manifiestan su horror y desolación ante el paisaje que contemplan. Siguen además las restricciones en movilidad así como las anomalías en el servicio de luz y teléfono que aún no se ha recuperado en las zonas más afectadas.