A 124 años del ajusticiamiento de Lilís: Un dictador visionario movido por el capitalismo

Ulises Heureaux, mejor conocido como “Lilís”, es considerado como uno de los presidentes que causó más estragos en el país gobernándolo bajo una dictadura de 20 años recordada por la represión.

A pesar de que el caudillo es considerado como un visionario capitalista, la economía supuso uno de los grandes problemas y descontentos de su mandato, acudiendo a la emisión de dinero sin respaldo, conocidas como “las papeletas de Lilís”, con las que hacía préstamos para obtener aquellas que si tuvieran valor, perjudicando a comerciantes, grandes y pequeños burgueses, principalmente del Cibao.

LILÍS, ENCAMINADO AL CAPITALISMO

Ulises Heureaux fue el primer dictador moderno en buscar impulsar el capitalismo en República Dominicana, esta dictadura fue producto de la incapacidad del gobierno de los azules, presidido por Gregorio Luperón, de promover un estado democrático y encaminado a una sociedad capitalista.

Por lo que su “Gobierno” estuvo orientado a la búsqueda de la creación de un aparato político solido que fuera capaz de sustentar el desarrollo capitalista.

En el principio de la dictadura los países con capitales europeos, especialmente Francia, llevaban la delantera en lo que se estaba produciendo, pero el que Estados Unidos fuera el que tenía mayores inversiones en el plano azucarero no lo ponía en total desventaja.

Francia había invertido en la construcción del único ferrocarril que no tenía nada que ver con azúcar, que era el que conectaba La Vega con la provincia Sánchez, una compañía francesa de telégrafos instaló un cable submarino que comunicaba la República Dominicana con el resto del mundo y también a nivel nacional, tanto por telégrafo como por teléfono.

Los empréstitos de Westendorp, por más de 770 mil libras esterlinas, de capital europeo permitían el control de las aduanas y de Santo Domingo y Puerto Plata, lo que le daba una importancia política a los capitales extranjeros, por esto en 1890 esa misma empresa obtuvo el contrato de la obra más importante de la dictadura lilista: “El ferrocarril central dominicano entre Santiago y Puerto Plata”.

También se estableció en el país un banco de origen francés con un capital de 2 millones de dólares.

El país se volcó en un capitalismo dependiente, lo que más tarde llevo a una descapitalización, ya que la casa Westendorp tenía control sobre las aduanas, principal fuente de ingresos del país y la mitad de los beneficios recibidos iban destinados al pago de la deuda externa.

Los únicos que salían beneficiados eran los burgueses nacionales asociados a Lilís, él mismo y el fortalecimiento de su dictadura.

Entre 1887 y 1888 nacionalistas seguidores de Luperón hicieron conciencia de lo que significaba aquel entreguismo nacional pero ya no contaba con la capacidad de atraer grandes masas.

Estados Unidos adquirió poder a nivel internacional, lo que hizo que Lilís se plegara de los intereses norteamericanos y actuara en contra del capital europeo.

Fue tal el servilismo de Lilís con Estados Unidos, que en el año 1893 agredió al Banco Nacional, de capital francés, al cual le puso multas y le obligó a abrir la bóveda para sacarle dinero, acción que contó con el respaldo del Cónsul de Estados Unidos.

Se puede considerar la dictadura de Ulises Heureaux como la necesidad de la masa dominante de acumular capital e insertarse a la economía mundial y también justifica el entreguismo nacional que buscaba la acumulación de capitales.

A diferencia de Santana y Báez, Lilís contaba con el recurso de los empréstitos para fortalecer algunas dependencias del estado, como era lo referente a lo militar, de lo que se valió para llevar la represión característica de su dictadura, también utilizó el estado para el fortalecimiento de la economía, en lo que al final de su mandato fallo, puesto se mostró incapaz de promover una economía fuerte.

EMBELLECIMIENTO Y CULTURA

Lilís dedicó parte del dinero recibido por los empréstitos a la construcción, mejora y embellecimiento de edificios públicos, puentes, caminos, ferrocarriles y alambrado eléctrico en la capital, mejorando el aspecto de la ciudad, caracterizándose para entonces por las casas de estilo victoriano.

Teniendo las casas “de alta sociedad”, relojes de pared, piano, grandes espejos y fotografías, cobrando un estilo aristócrata al estilo europeo, donde las tardes de recitales musicales y clubes, eran el diario vivir de muchos dominicanos de la época, según reseña Manuel Cruz Méndez en su libro “Historia Social Dominicana”.

Esta también fue una época donde muchos jóvenes, becados por el gobierno, se fueron a estudiar a países como Francia.

FORTALECIMIENTO MILITAR Y ESPIONAJE

Lilís promovió un ejército dotado de armas y guarniciones, barcos de guerra, cosa que no se había visto anteriormente, creó batallones y los efectivos militares ascendieron a 1,000, quienes estaban en la capacidad de enfrentarse a cualquier insurrección que se presentara y brindar paz social, orden político y la supervivencia del estado.

Las fuerzas militares contaban con dos puestos de estancia, uno en Santo Domingo (el Ozama) y otro en Santiago (el Yaque), debido a que con esta distribución podían tener el control de dos ciudades económica y políticamente importantes del país.

Entre las adquisiciones, destacan los cruceros “Independencia”, “Restauración” y “Presidente, construidos por artilleros ingleses.

También había un sistema de espionaje que le comunicaban tanto al dictador como a los principales jefes de su dictadura, todo lo que sucedía que podía representar peligro y también aquellos movimientos realizados por los enemigos de su Gobierno.

Con este sistema se sabía que hablaba y pensaba la gente, no había un movimiento que se escapara del conocimiento de Lilís, claramente esto acarreo en el asesinato de muchas personas y en el apresamiento de pensadores distintos al régimen.

Cabe destacar que no solo de esto se valió Heureaux, ya que en algunas ocasiones, para neutralizar a sus opositores otorgaba exilio y en otras hacia regalos de dinero en efectivo para ganarse la simpatía, es por esto que el régimen pudo mantenerse por 12 años, neutralizando a sus opositores y desarmando las insurrecciones que en su contra se armaban.

INSURRECCIONES

Un hecho que intento derrocar a Heureaux y lo que hizo fue afianzar más su dictadura fueron las elecciones de 1886, en donde de manera fraudulenta le gano a Casimiro de Moya, quien representaba los ideales del partido azul, esto le demostró a Gregorio Luperón que no podría ganar contra la fuerza que había creado Lilís.

Otro intento fue en 1890 con la guerrilla de la zona de Jarabacoa, la que no supuso peligro, puesto que fue de manera local; otro intento frustrado fue en 1893 de los exiliados dominicanos en Haití, la cual no tuvo consecuencias porque quedaron desbandados por las fuerzas del ejército lilista; Luperón intento hacer varias insurrecciones pero fallaba por no contar con la suficiente fuerza; otro intento fracasado fue en 1898 por parte de Juan Isidro Jimenes en Montecristi, a pesar de fracasar esta supuso crisis para la dictadura, ya que el descontento social era inevitable.

Es importante señalar que todas estas expediciones fallaron, lo que se podría atribuir a la fuerza del ejército establecido por Lilís y los sistemas de espionaje, lo que conduce a que la única forma del derrocamiento era el asesinato del dictador.

El endeudamiento de los primeros años de la dictadura afectó las finanzas del Gobierno, que tenía que pagar altos intereses por los préstamos, una parte de los cuales sirvieron para mantener la corrupción pública y los negocios sucios de algunos empresarios extranjeros.

Y como el Gobierno no controlaba las aduanas, donde los ingresos los manejaba una compañía norteamericana que desfalcó al país, Lilís volvió a emitir monedas para mantener el gasto del Estado y principalmente del aparato militar.

El exceso de dinero provocó una devaluación de la moneda que afectó la capacidad de compra de la gente. En un marco de deterioro económico y descontento social, un régimen de mano dura es aún más odiado.

Lilís tenía que ser sacado del Gobierno por la fuerza.

El 26 de julio de 1899, Ramón Cáceres, burgués agrario a quien popularmente le decían Mon, asesinó al dictador.

En la conjura también participaron Jacobo de Lara, miembro de una familia de comerciantes y terratenientes, y Horacio Vásquez, primo de Mon y productor agrario ligado a la casa comercial Casimiro de Moya e Hijos.

AJUSTICIAMIENTO EN MOCA

El 26 de julio de 1899 está marcado en la memoria histórica de República Dominicana como la fecha en la que, cansados de vivir bajo el yugo opresor y agobiados por la depresión económica, un grupo de jóvenes comandados por Ramón “Mon” Cáceres, decidieron darle muerte al dictador y acabar con “la era lilista”.

El escritor Adriano Miguel Tejada recoge en el libro “Ajusticiamiento de Lilís” que preocupado por este deterioro económico, el mandatario recorrió varias provincias del Cibao, entre ellas La Vega, Sánchez, Puerto Plata y Moca, esta última donde fue ajusticiado.

Lilís llegó a Moca el 25 de julio, día en el que originalmente pretendían matarlo, sin embargo, un intercambio de palabras entre él y Mon Cáceres, sería el freno para que este no le diera luz verde a sus compañeros ni utilizara el revolver ni el cuchillo que llevaba consigo.

No fue hasta que el reloj marcó las 3:00 de la tarde del 26 de julio de 1899, mientras Lilís se encontraba conversando con un amigo y compadre, Jacobo de Lara, en una casa contigua en donde se encontraban Jacobito de Lara, hijo de su compadre, que Ramón Cáceres, Horacio Vásquez, Blas y Vicente de la Maza, empezaron a asechar su presa.

Jacobito sería quien diera el primer disparo, en la nuca, seguido por Mon Cáceres, quien descargo en el cuerpo del caudillo todas las balas que tenía en su revólver.

El cuerpo de Lilís fue levantado tiempo más tarde por Pedro Pepín, uno de los tenientes de su gobierno y considerado por los historiadores como uno de sus colaboradores más fieles, quien llegó con cerca de 20 hombres, recogió el cadáver y lo llevó hasta Santiago de los Caballeros, donde sería enterrado en la Iglesia Mayor, de acuerdo a datos del libro “Composición Dominicana”, de Juan Bosch.




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