Cámaras de alta definición y refuerzo policial para frenar las agresiones sexuales en San Fermín

Las imágenes de mujeres sin camiseta manoseadas durante el chupinazo de San Fermín se han convertido en una postal que Pamplona quiere olvidar. Estos tocamientos son la parte más mediática de una lacra, la de las agresiones sexistas, que preocupa a la ciudad y se quiere erradicar de las fiestas. Son la punta del iceberg de una violencia que encuentra en el abuso del alcohol y las aglomeraciones la excusa y la impunidad perfectas para los agresores.

“Las fiestas en sí mismas son estupendas -explica Tere Sáez, de la asociación feminista Andrea Lilak-, lo que no se puede tolerar es ese pensamiento de que uno puede hacer lo que quiera: un ‘no’ es un ‘no’, da igual que estés de fiesta”. Éste, junto a la actitud activa contra las agresiones, es uno de los pilares de la campaña puesta en marcha por el Ayuntamiento de Pamplona para concienciar sobre la violencia sexista. Alerta sobre las diferentes formas que puede adoptar ésta: desde insultos, supuestos “piropos” y tocamientos hasta acoso o violaciones.

Además de la labor preventiva de concienciación, el consistorio va a desplegar un gran dispositivo policial para evitar este tipo de agresiones. Para el chupinazo se ha preparado un servicio especial apoyado con cámaras de alta definición para prevenir los tocamientos e identificar a agresores. A su vez, este año se ha trazado un mapa de ‘puntos negros’ con zonas especialmente vulnerables sobre las que se reforzará el patrullaje y a las que se ha dotado de una mejor iluminación, como son el entorno de las murallas de la Vuelta del Castillo o el parque fluvial situado junto al recinto ferial.

“Ahora mismo -indica María Jesús Gutiérrez, responsable de violencia de género del Instituto Navarro de Igualdad- hay una mayor concienciación institucional y también social, porque las mujeres saben que hay cosas que no se pueden permitir, como que te toquen el culo o te digan algo fuera de lugar: una misma pone los límites, eso es lo importante”. Pero todavía falta mucho por hacer: “Las propias mujeres que han sufrido violencia dicen que falta mucha concienciación: se sienten señaladas y se duda de su palabra”, asegura.

“Se estima que sólo se denuncian un 10% de las agresiones, hay mucha cifra negra que no sale a la luz”




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