Juego de tronos me salvó de una vida de prostitución

Si Juego de tronos intenta que sus escenas más tórridas no aparezcan en páginas porno es porque realmente tienen unas cuantas. Nadie lo pone en duda con las escenas de sexo y otras tantas ambientadas en prostíbulos. Pero Josephine Gillan, que participa en la serie como Marei, entiende la naturaleza del rodaje más que nada porque ella también era prostituta en la vida real cuando la contrataron para participar en la serie.

“Juego de tronos me salvó de una vida de prostitución, y me ha hecho una persona mucho más fuerte”, afirma en unas declaraciones al Daily Mail. La actriz de 27 años estaba viviendo una etapa difícil, siendo incapaz de dejar su carrera como prostituta y como actriz pornográfica, hasta que le ofrecieron esta oportunidad.

“Estaba trabajando de puta y al mismo tiempo haciendo películas porno, utilizando el nombre de Sophie O’Brien, cuando vi un anuncio en una web para actrices en la industria del cine”, explica sobre su paso a la televisión.

Pechos naturales y sin tatuajes

Los productores buscaban “mujeres jóvenes con pechos naturales y sin tatuajes, a quienes no les importase aparecer desnudas” y Gillan, obviamente, mandó “inmediatamente una fotografía”. El empeño surtió su efecto porque sigue vivita y coleando en el universo de Juego de tronos donde los actores pueden ser prescindibles con la cantidad de asesinatos que hay por temporada.

De momento ha participado en todas las temporadas desde la segunda, apareciendo en un total de seis episodios, y está previsto que retome su papel en el próximo episodio y también en la séptima temporada.

Su experiencia como prostituta y actriz para adultos le permitió actuar con normalidad durante unos rodajes supuestamente complicados: “No tenían que enseñarme como hacer nada porque es como me ganaba la vida”.

Experta en la materia

El resto del reparto, en cambio, no se sentía tan cómodo: “La realidad es que los actores masculinos están tan incómodos haciendo las escenas de sexo que normalmente puedo notarles temblando debajo de mí”. Es lo que ocurre cuando un actor tiene que aparecer desnudo en una escena y hay “alrededor de treinta miembros del equipo en el rodaje”.




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