Parecía que la historia había tenido un final feliz, pero no ha sido así.Osama Abdul Mohsen, el refugiado sirio que sufrió una zancadilla de una periodista húngara y llegó a España gracias a la mediación de EL MUNDO, logró regularizarse en tiempo récord.
Él y sus dos hijos, Mohamad y Zaid, obtuvieron la autorización de residencia temporal y el permiso para trabajar en España en el plazo de 10 días por tratarse de una «circunstancia especial».
Sin embargo, el resto de su familia no ha corrido la misma suerte. El refugiado sirio ha denunciado en rueda de prensa los farragosos trámites que le exige el Ministerio de Asuntos Exteriores para poder reagrupar a su mujer y a sus dos hijos, que continúan en Turquía en penosas condiciones.
El Gobierno español le exige, como al resto de inmigrantes, el certificado de antecedentes penales, los pasaportes en vigor y un documento que acredite el vínculo familiar. Sin embargo, esos documentos sólo los puede conseguir en la Embajada siria en Ankara, que no recibe a su familia.
La única salida para Osama es conseguir el estatus de asilo político en España con el fin de traer a su familia sin necesidad de reunir todos esos requisitos. No obstante, los trámites para lograr el asilo en España son bastante complicados y se prolongan un mínimo de seis meses, que pueden convertirse en uno, dos o más años.
El ciudadanos sirio ya envió una carta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para pedirle que le ayudase a traer a España a su mujer y a sus dos hijos por Navidad.
Osama Abdul Mohsen y su hijo de siete años sufrieron un incidente que dio la vuelta al mundo. Varias cámaras captaron cómo la periodista húngara Petra Laszlo los zancadilleaba cuando lograba pasar el control policial antes de proseguir su huida hacia Alemania.
Tras leer el reportaje en el que se relataba su vida en EL MUNDO, realizado por Martín Mucha, la Escuela Oficial de Entrenadores de Fútbol y Fútbol Sala (Cenafe) y del Ayuntamiento de Getafe mediaron para traerle a España y comenzó a trabajar en la citada escuela para fomentar las relaciones comerciales internacionales con el mundo árabe. Ahora, sueña con poder volver a ver a su mujer y a sus dos hijos que siguen en Turquía.
