EFE / Moscú
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, decretó ayer una serie de sanciones económicas contra Turquía en represalia por el derribo de un bombardero ruso en la frontera turco-siria, ataque que calificó como un «golpe a traición” y un «reto sin precedentes”.
El decreto presidencial tiene el propósito de garantizar la seguridad nacional del país y defender a los ciudadanos rusos de «acciones criminales”, se informó desde el Kremlin.
El martes, el avión ruso fue derribado y el piloto acribillado cuando caía en paracaídas por fuerzas turcas. Mientras esto desató la ira de las autoridades de Moscú, desde Turquía sólo lamentaron el incidente y explicaron que la aeronave invadió su espacio aéreo.
Entre otras medidas, Putin ordenó ahora suspender o restringir la entrada en Rusia de determinadas mercancías procedentes de Turquía, de acuerdo con una lista que elaborará el Gobierno.
El decreto presidencial establece, asimismo, prohibiciones o restricciones a empresas turcas para realizar determinados trabajos y prestar servicios en el territorio de Rusia, según una lista que confeccionará el Gabinete de ministros.
Se prohibió a los empleadores rusos que no estén autorizados por el Gobierno contratar a ciudadanos turcos a partir del próximo 1 de enero.
Los operadores turísticos rusos deberán abstenerse de vender productos y servicios que contemplen visitas a Turquía. Según Rusia, esta medida puede significar para el sector turístico de Turquía la pérdida de hasta 10.000 millones de dólares anuales.
Por el mismo decreto, queda suspendido a partir del 1 de enero de 2016 el acuerdo de exención de visados para los ciudadanos turcos.
