¿Por qué es peligroso un aumento de 2ºC de la temperatura media global?

El Mundo /

Imaginemos ir subiendo una pendiente fría por la cara sur de una montaña. Hay algo de hielo, pero podemos ir subiendo. Si dejamos de empujar hacia arriba podemos volver a nuestro punto de partida. Pero si superamos la cima y pasamos al otro lado, la cara norte, completamente helada, empezamos a deslizar sin remedio y acabamos muy lejos de nuestro origen del viaje.

Las cimas de las montañas, de los puertos entre las cumbres, se denominan »puntos críticos» de los sistemas. Una vez superados los puntos críticos, los sistemas pueden derivar a estados nuevos radicalmente distintos de los anteriores. Por ejemplo pasar de la civilización actual a una barbarie de nuevo cuño.

Un ejemplo de esto han sido las glaciaciones que ha experimentado nuestro planeta en el último millón de años. En la situación geológica actual, con el Atlántico extendiéndose de Norte a Sur entre dos masas de tierra, el clima oscila entre una situación en la que el casquete polar norte llega hasta las latitudes de 50ªN (algo más arriba del Cantábrico) y el estado interglacial en el cual las masas polares del hemisferio norte se retiran de manera que su extensión máxima en invierno va desde el Polo Norte hasta latitudes de alrededor de 70ºN (Islandia).

Estos dos estados oscilan entre sí, durando el estado glacial unos 100.000 años y el interglacial, unos 20.000 años. Los seres humanos modernos, los Homo sapiens, aparecimos en la Tierra hace unos 100.000 años, cuando la última glaciación estaba comenzando. Vivíamos en África, donde las temperaturas no eran tan bajas como en Europa.

Al ir acumulándose hielo en el casquete polar, el nivel del mar va descendiendo. Pero en los taludes continentales se acumulan clatratos llenos de metano, un gas de efecto manta (mal llamado »invernadero») unas 50 veces más potente que el CO2 atrapando el calor que emite la Tierra, durante los primeros 20 años de su liberación, y unas 25 más potente durante 100 años. Al descender el nivel del mar los clatratos liberan metano en cantidades masivas, de manera que se produce un aumento muy brusco de la temperatura atmosférica. Al aumentar ésta, se funden los glaciares mas sureños, y se calienta el suelo helado. Al mismo tiempo se calienta el océano, que tarda siglos en enfriarse, y se libera el CO2 disuelto en el agua de los mismos.

 

Al disminuir la superficie de hielo el planeta refleja menos luz, captura más energía. Esto es un proceso no lineal, una oscilación de relajación muy parecida a las crisis económicas de los seres humanos actuales.

 

El punto crítico se alcanza cuando el nivel del mar desciende por debajo de un cierto valor. Una vez pasado ese número, aunque los glaciares fundidos vuelven a hacer subir el nivel del mar, éste sigue liberando CO2 mucho más deprisa de lo que lo absorben los bosques que llenan las tundras que van deshelándose. Esto se extiende hasta que se alcanza un máximo de calentamiento del planeta, y a partir de entonces el CO2 va acumulándose lentamente de nuevo en las aguas del mar.

 

La leyenda del Diluvio Universal de las civilizaciones que aparecieron alrededor de Mesopotamia no es más que un recuerdo nebuloso de las inmensas cataratas de agua que arrastraban barro fértil desde los Zagros en el sur de la actual Turquía hacia el mar en el Golfo Pérsico. El agua y barro, con la subida de la temperatura global, propiciaron la agricultura, y ésta exigió inmediatamente la construcción de ciudades (civilización) para poder conservar el grano de los cereales durante años.

 

El máximo deshielo ocurrió hace unos 8.000 años y desde entonces la temperatura del planeta iba reduciéndose, con altibajos, camino de la siguiente glaciación, hasta que intervinimos los seres humanos.

 

Espero haber podido dejar relativamente claro lo que son los puntos críticos de los sistemas.

 

Pues bien, los 2ºC de aumento de temperatura media global de la Tierra caracterizan uno de esos puntos críticos.

 

Pasados esos 2ºC lo más probable es que los hielos del Polo Norte, y una buena parte de las banquisas del Polo Sur, se deslicen hacia el mar.

 

Unas Siberia y Canadá fundidas, con el Océano Ártico deshelado, implican una enorme acumulación de calor en el planeta, puesto que sin hielo la luz del Sol se atrapa en suelo agua, y no se refleja hacia la atmósfera.

 

En la Tierra, un Polo Norte libre de hielo no lo hemos tenido desde hace mas de 3 millones de años.

 

Ahora bien, el tiempo meteorológico de las regiones templadas del globo (entre 35ºN y 65ºN) depende directamente de la posición media del chorro polar, y mucho más, de su mera existencia.

 

El chorro es una intensificación del viento del gradiente térmico que aparece si hay una diferencia notable de temperaturas entre el ecuador y en Polo. La temperatura del ecuador no puede aumentar, pues sencillamente, si recibe más calor evapora más agua sin aumentar su temperatura. Pero el Polo si puede aumentar su temperatura hasta unos 20 o más grados cuando deje de haber hielo que refleje la luz del Sol.

 

Sin gradiente de temperaturas no hay chorro polar y sin chorro es casi imposible la secuencia de lluvias suaves casi constantes sobre esas zonas templadas. Solo quedarían larguísimas sequías puntuadas por lluvias torrenciales.

 

Si ocurre esto, no sabemos siquiera cual sería la secuencia climática tras ese cambio, pues en el último millón de años siempre ha habido hielo en el norte.

 

Estamos jugando con nuestras vidas, las nuestras, y no solo las de nuestros hijos.

 

Los hijos y nietos representan el problema de los bienes comunales, que al no ser de nadie en concreto nadie quiere cuidarlos. Aunque se suele hablar de ellos, la actuación más común, al menos en España, deriva de pensar que »el problema es suyo, no nuestro», cuando siendo un problema causado por nosotros, sus efectos los experimentarán esencialmente ellos.

 

¿Podemos evitar llegar a esos 2ºC de subida? La reunión del clima de París que empieza el lunes va a acordar medidas que son solo un tercio de las necesarias para impedir llegar a esos 2ºC.

 

A esto hay que añadir la experiencia post-Kioto. En Kioto, y tras larguísimas negociaciones, el vicepresidente de los EEUU, el Sr. Al Gore, firmó un acuerdo para frenar el cambio climático. Hasta ahí, ¡bien!

 

Pero cuando Gore volvió a los EEUU se encontró con que el Congreso estadounidense no ratifico la firma. El tratado de Kioto se convirtió en papel mojado.

 

El actual Congreso de los EEUU está dominado por los republicanos, que no es que rechacen cualquier medida de frenado del Cambio Climático, sino que es que ni siquiera aceptan que lo haya, como ocurre aún con muchos españoles, de a pié y entre los que tienen responsabilidades de gobierno.

 

A esto hay que añadir que el mayor apoyo a esas medidas de freno lo ha asumido hasta ahora la Unión Europea. Pero en Europa estamos también alrededor de un par de puntos críticos, uno político, otro económico. Hay dudas sobre la continuación de esa Unión, hay dudas sobre, si se mantiene, si está dispuesta a considerar el problema del Cambio Climático, acosada por los problemas del sur del Mediterráneo, y hay grandes dudas sobre si la economía europea se recuperará o se hundirá definitivamente.

 

Aunque parezca dramático, es real. Estamos, por una combinación de factores, en el entorno de un punto crítico en nuestra civilización.

 

Podemos volver atrás en la montaña helada. tenemos en nuestras manos toda la tecnología necesaria, por ejemplo, la de Abengoa. Pero no parece que queramos hacerlo.

 

Parece que queremos llegar a la divisoria y deslizarnos sin poder parar, por la pendiente de hielo hacia otro estado peligroso de nuestro sistema planetario.

 

Es todo una cuestión de voluntad, como con esta empresa Abengoa que menciono. ¿Queremos o no queremos un planeta habitable? En España se habla mucho de apoyar las medidas contra el cambio climático. Pero durante cuatro años las autoridades españolas han desmantelado una industria de energía renovable que era líder en el mundo. ¿Queremos o no queremos frenar ese cambio climático? Hasta ahora no hemos querido. Veremos que pasa a partir de ahora, pero si hubiese que rehacer la industria solar, sería ahora 100 veces más difícil que hace 4 años.

 

Tenemos que decidir ya, en este mes de diciembre. No hay más plazo.

 

El Porqué de las Cosas es un proyecto divulgativo impulsado con la colaboración deObra Social ‘la Caixa’.

 

Si quiere realizar cualquier consulta que tenga que ver con el conocimiento, envíe su pregunta a: ciencia@elmundo

F. Página Siete.




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