Desde las siete de la mañana los Mossos d’Esquadra en colaboración con la Policía Portuaria y la Guardia Urbana se han desplegado en la zona litoral de Barcelona en un intento de poner fin al asentamiento de venta ambulante ilegal en lugares como el Portal de la Pau o la zona de Palau de Mar.
Los agentes se han encontrado con espacios completamente vacíos. Se trata de una imagen del todo inusual en las últimas semanas en las que los manteros permanecían desde la madrugada guardado sitio para colocar las mercancías cuando avanzara el día.
Ello hace pensar que los manteros han podido tener conocimiento del dispositivo horas antes de su puesta en marcha.
Según fuentes cercanas al dispositivo, bautizado como operación Colón, la intención del operativo policial consiste en hacer que los vendedores no puedan empezar a realizar hoy su ilícita actividad.
Todo parece indicar que un retén policial muy nutrido se mantendrá en sus posiciones para evitar la reocupación.
Se trata de evitar una maniobra vista muchas veces en las últimas semanas. Tras la aparición de la policía, los manteros desaparecen el tiempo que dura la presencia de los coches policiales, pero al desaparecer del lugar volvían a los puntos originales.
A veces, tal reasentamiento provocaba disputas entre los propios manteros al reclamar el que creían su punto de venta exacto.
Los Mossos han desplazado una potente fuerza de contención que, por el momento, no se ha desplegado del todo ante la ausencia de vendedores ambulantes.
Una parte importante de las furgonetas permanecen a esta hora en la explanada abierta frente al edificio del World Trade Center.
La Guardia Urbana, con unidades también especiales, vigila la zona baja de la Rambla y tiene la orden de evitar que los manteros traten de instalarse en otros puntos de la ciudad y de controlar cuestiones de tráfico ante la eventualidad –por ahora impensable- de que los Mossos tuvieran que llevar a cabo alguna acción de orden público.
Una decena de vendedores ambulantes se encuentran en la zona de Drassanes en actitud vigilante y hablando por teléfono móvil y otros, con sus mochilas y bolsas, aguardan a que la situación cambie en las calles situadas tras el Gobierno Militar y la Capitanía General. Alguno que otro pasea en bicicleta y observa.
