Brasil celebra su independencia en medio de fuerte crisis política

EFE / Brasil

Las celebraciones del Día de la Independencia en Brasil fueron marcadas por el blindaje a la presidenta Dilma Rousseff durante los actos en la capital, Brasilia, y los focos de manifestaciones aisladas de la oposición que intentaron ganar cierta visibilidad.

Rousseff, en el Rolls Royce oficial abierto y vistiendo la banda presidencial, encabezó el desfile militar en Brasilia y después de recorrer dos kilómetros participó de los actos preparados por las Fuerzas Armadas. La seguridad de Rousseff fue reforzada después de la denuncia del diputado oficialista Paulo Pimenta sobre un mensaje de amenaza de muerte a la Mandataria dado por un excandidato opositor a diputado en la red de videos YouTube, pero sobre el cual no se ha pronunciado oficialmente el Gobierno desde Brasilia.

Un cordón con barreras metálicas en un radio de cinco kilómetros impidió que el público se aproximara al desfile y las personas que no fueron invitadas al palco tuvieron que ver los actos desde las graderías móviles dispuestas para las celebraciones.

En el plano formal, la Mandataria admitió el uso de «remedios amargos” para enfrentar la delicada situación económica por la que atraviesa el país y la crisis política que tiene en jaque a su gobierno.

«Si cometemos errores, y eso es posible, vamos a superarlos y seguir adelante”, declaró Rousseff en un video difundido en las redes sociales, en el que reconoció que «algunos remedios para esa situación, en verdad, son amargos, pero son también indispensables”.

El tradicional discurso con motivo del Día de la Independencia no fue realizado en red nacional de radio y televisión para, según fuentes próximas al gobierno citadas por la prensa, evitar un cacerolazo como el ocurrido en anteriores intervenciones de Dilma Rousseff en los medios de comunicación.

La Presidenta enfrenta una delicada situación económica, con previsiones oficiales de una contracción del 1,49 % en este año y una inflación que doblará la meta del 4,5 %, además de una crisis política agravada con los escándalos de corrupción en la empresa petrolera estatal Petrobras que salpican al Partido de los Trabajadores (PT).

Con un mínimo de popularidad del 7 %, de acuerdo con las últimas encuestas, Rousseff gobierna con un Congreso fraccionado, en el que el Partido del Movimiento Democrático Brasileño  del vicepresidente Michel Temer y la principal fuerza de su base aliada están divididos.

Mientras Rousseff participaba en  los actos, en las proximidades de la Explanada de los Ministerios se realizaron algunas manifestaciones a favor y en contra del gobierno de izquierda.

Según la Policía Militar, unas 25.000 personas participaron en la Explanada, pero el número de manifestantes fue mínimo, con unos 1.000 contra el gobierno.

 

Desde Brasilia

E   conomía El ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy, aseguró ayer que la austeridad por sí sola no es suficiente y que su país necesita inversión y un pacto entre el Gobierno y el Legislativo para superar la crisis, en un seminario celebrado en Madrid.

Silva La exministra y excandidata presidencial, Marina Silva, afirmó que el principal partido aliado de la Presidenta brasileña, el PMDB, el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, y, «de cierta forma”, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, gobiernan Brasil.




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