Madrid España.-Europa produce marihuana de forma industrial. Lo hace en cantidades suficientes como para satisfacer una parte importante de su demanda (el 60%, según algunas fuentes) y reducir su dependencia de otros continentes. Durante los últimos cinco años se ha consolidado una revolución silenciosa en el narcotráfico, hasta el punto de fomentar un mercado interior europeo con su flujo de importaciones y exportaciones.
El fenómeno también afecta a España, donde la producción al menos se ha quintuplicado y el decomiso de plantas de cannabis (marihuana) ha crecido un 532% entre 2009 y 2013, según datos del Ministerio de Interior. En las cinco provincias más afectadas se han incautado más de 105.000 plantas solo en 2013. Cuando hace una década un experto advirtió de la futura evolución de una droga europea, la bautizó con el nombre de eurocannabis.
Aquella mención al eurocannabis, que algunos tacharon como una proyección un tanto alarmista, se ha consolidado. La mejora genética de algunos tipos de semillas, los avances en la tecnología de los cultivos hidropónicos (sin tierra), la existencia de plantas más pequeñas capaces de generar entre cuatro y seis cosechas al año con producciones de mayor calidad brindan una “ventaja competitiva” a los huertos autóctonos. Consecuencia de ello, el cultivo de cannabis se ha generalizado en Europa, la producción se ha triplicado en cinco años y afecta a 26 países europeos. Según Europol, se han incautado más de siete millones de plantas en 2012.
Existen ya suficientes indicadores como para afirmar que España no solo se ha incorporado al grupo de los productores sino también al de exportadores de marihuana. Los datos de Interior son ilustrativos: la suma de las plantas de marihuana decomisadas en las cinco provincias más afectadas (Murcia, Málaga, Granada, Alicante y Valencia, por este orden) supera las 105.000 durante el año 2013. Las operaciones que empezaron descubriendo pequeños invernaderos caseros han evolucionado hasta aflorar instalaciones casi industriales, detrás de las cuales hay actores que operan con una idea de negocio.
Tanto la policía como la Guardia Civil carecen de una información procesada sobre el perfil de los agricultores. Se han dado casos de productores locales sin relación con distribuidores extranjeros, pero también de productores extranjeros (holandeses y británicos) afincados en España. “La investigación de estos casos es mucho más compleja”, comenta un teniente de la Guardia Civil en Málaga, “porque estas organizaciones son muy pequeñas y no necesitan el número de colaboradores ni la complejidad de una operación de transporte de hachís, por ejemplo. El mismo productor puede hacer casi todas las labores”, explica el oficial, “no tiene que cruzar el Estrecho ni nada parecido: mete la producción en un coche o en una camioneta y la lleva a su destino. Como mucho, necesita a un par de personas para vigilar la finca o la nave”.