Últimos hechos delicuenciales desafían a la Policía Nacional

La sucesión de hechos delincuenciales que han estremecido varias localidades del país en las últimas semanas vuelven a poner en jaque a las instituciones llamadas a garantizar la seguridad ciudadana, que ven desafiada su autoridad con una creciente ola de atracos y robos.

En sólo una semana, dos entidades bancarias del Gran Santo Domingo fueron asaltadas a plena de luz del día, ocasionando la muerte a un vigilante de seguridad privada y el despojo de más de RD$3 millones.

Mientras que, el pasado viernes, dos sujetos a bordo de una motocicleta asaltaron una estafeta de cobro de la telefónica Claro en la provincia de Hato Mayor, cargando con RD$120 mil y dejando maniatado al encargado.

En tanto que, este sábado, delincuentes encañonaron al “valet parking” o guarda llaves de un restaurante en el sector Naco y lo despojaron de 17 llaves de vehículos y celulares, y posteriormente emprendieron la huida.

Según informaciones suministradas por la Policía Nacional, los asaltantes habían atracado antes a una mujer, la cual conducía una yipeta, vehículo que abandonaron al notar que tenía un neumático pinchado y decidieron llamar a un taxista al que encañonaron e introdujeron en la parte de atrás de la furgoneta en que viajaba.

El pasado 14 de julio circulaba en las redes sociales un video con las imágenes de un hombre ejecutando un espectacular asalto a mano armada en un bar del exclusivo ensanche Piantini, donde sigilosamente despojó de celulares, carteras, relojes y guillos a los presentes en el lugar.

Cinco días después, dos hombres armados irrumpieron en un colmado en la calle Santiago del sector Gascue, del Distrito Nacional y asesinaron al comerciante Juan Martiri Medina Castillo, de 46 años, e hirieron de gravedad a Ranyer Miguel Suazo de León, de 21 años.

Episodios cíclicos de violencia

El politólogo y experto en seguridad ciudadana Daniel Pou Suazo afirmó que, periódicamente, el país pasa por tiempos de relativa tranquilidad a episodios cíclicos con altos índices de violencia, debido a que todavía el Estado no ha diseñado e implementado una política de seguridad criminal consistente, que vaya dirigida a erradicar las causas que originan el flagelo.

En ese sentido, el experto atribuyó el recrudecimiento de la violencia delictiva a la crisis económica que sacude al país y al deterioro institucional de las agencias llamadas a garantizar la seguridad.

Afirmó que aunque el Gobierno ha implementado algunos programas en torno al tema, no ha habido una política consistente, sobre todo en lo referente a la prevención, ya que se ha estado enfocando en la reacción.

“Esta es una situación que se recrudecerá y tendrá sus momentos de cierto apaciguamiento, mientras estas políticas dirigidas focalmente a los sectores más vulnerables no se implementen. Es la única explicación definitivamente”.

Insistió en la necesidad de que se aborde la prevención temprana de los hechos criminales y de las conductas delictivas con un criterio científico, sobre todo en un país donde existe un segmento poblacional, entre 18 y 34 años, que ni estudia ni trabaja, “y que por una serie de situaciones que tenemos en la sociedad, el único parámetro que tienen de referencia es la impunidad, la debilidad de las instituciones del sistema de justicia y de las agencias que tienen que ver con la seguridad”, afirmó.

Pou advirtió que en estos momentos la delincuencia común le está sirviendo al crimen organizado, tal como sucedió en México, lo cual es muy peligroso.

“Y cuando esto sucede, los picos de violencia delictiva serán mayores. Lamentablemente, en la República Dominicana todavía no se han decidido cuáles son las fórmulas a aplicar para contrarrestar, y sobre todo a prevenir esta situación y será parte de un ciclo que se irá desarrollando y tomará cierta preponderancia con el tiempo”, vaticinó.

No sólo es cuestión de la Policía

El experto, dijo a elCaribe que el tema de la seguridad no es sólo competencia de la Policía Nacional, por lo que advirtió que la reforma que se promueve dentro la institución del orden, no será suficiente para combatir el crimen, si no existen políticas públicas para sustentar sus objetivos. Recordó que en el país también existe un problema de violencia estructural, donde personas, incluso, con niveles de educación y estatus social apelan a la violencia para tratar de dirimir cualquier contrariedad que se presente en la convivencia social.

¿Percepción?

Afirmó que al argumentar que la delincuencia es un asunto de percepción, el jefe de la Policía, como todos los funcionarios públicos, intenta justificar su desempeño, en momentos en que se pone en tela de juicio su efectividad.
“Pero yo creo que el jefe de la Policía ha caído en una trampa. Y él en cierta medida lo ha dicho, que la Policía por sí misma no puede detener el crecimiento de la criminalidad(…) Él buscará pretextos porque siente satisfacer a los sectores políticos responsables de diseñar esas políticas pero que no lo hacen”.

Dijo que de ese modo, Manuel Castro Castillo se convierte en una esponja que absorbe toda la culpabilidad que le endilga la sociedad. “Al tratar de justificar la ineficacia del Estado, que es el responsable, y tiene la capacidad de decisión política para diseñar, valga la redundancia, esas políticas de seguridad”

 

 




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