Según sus creadores, es el primer microchip implantable en el mundo con capacidad de monitorizar continuamente la concentración de una gran variedad de fármacos, además de la glucosa, el colesterol y el lactato, así como los niveles de pH y la temperatura corporal.
Ha sido desarrollado en el seno de la EPFL (École Polytechnique Fédérale de Lausanne), en Suiza, y ha sido presentado en el Simposio Internacional de Circuitos y Sistemas (ISCAS) en Lisboa.
Se implanta debajo de la epidermis, por lo que es muy poco invasivo. Tan solo ocupa un centímetro cuadrado y está compuesto por seis sensores, una unidad de control que analiza las señales de entrada, un módulo de transmisión de radio y una bobina de inducción que se alimenta de una batería externa conectada a la piel mediante un parche.
“Un simple yeso mantiene unida la batería, la bobina y un módulo bluetooth se utiliza para enviar los resultados de forma inmediata a un teléfono móvil”, expone el doctor Sandro Carrara, responsable de la investigación.
Los primeros experimentos han sido realizados en ratones, con los que los investigadores pudieron monitorizar constantemente los niveles de glucosa y paracetamol en los animales, y recibiendo los datos de forma inalámbrica en el móvil.
“Este es el primer chip del mundo capaz de medir no sólo el pH y la temperatura, sino también moléculas relacionadas con el metabolismo como la glucosa, lactato y el colesterol, así como medicamentos. Sus sensores electroquímicos funciona con y sin enzimas, lo que significa que el dispositivo puede reaccionar a una amplia gama de compuestos, y puede hacerlo durante varios días o incluso semanas”, continúa.
Ahora, los investigadores esperan que, tras los buenos resultados que han tenido estos ensayos en ratones, puedan comenzar a realizar ensayos clínicos en tres años. “Conocer el efecto preciso y en tiempo real de los fármacos sobre el metabolismo, será una de las claves para el desarrollo del futuro de la medicina personalizada“, concluye el doctor Carrara.
