Una monja argentina relata el horror y la persecución en Siria

María de Guadalupe sonríe. Todo el tiempo sonríe. El gesto apenas se mitiga cuando comienza su relato. “Yo llegué a Aleppo en enero de 2011, cuando no pasaba nada. Era una ciudad occidentalizada, de clase media acomodada. Era el corazón económico de Siria. Cuando empezaron las protestas todos pensaron que era esporádico, lejano. Pero de a poco comenzó a subir y nos llegó a nosotros. Cuando nos dimos cuenta ya teníamos en la puerta los tiros, los bombardeos, los aviones”, le cuenta a Clarín.

 

Creció en San Luis, pero se ordenó en Mendoza, en el Instituto del Verbo Encarnado. Lleva 18 años en Oriente Medio, y los últimos cuatro los pasó en la ciudad siria de Aleppo, donde la guerra castiga sin piedad a sus habitantes.“La amenaza es permanente porque la guerra es en plena ciudad; disparan al azar, no respetan nada, ni escuelas, ni hospitales, ni iglesias”, dice con voz suave, llena de pena.

 

Guadalupe vino a la Argentina a visitar a su familia, pero en pocos días vuelve a Siria para seguir ayudando a los pocos católicos que quedan. Es uno de los sectores más castigados por el odio religioso que muestran los fundamentalistas en la región, como los ultraislámicos del Estado Islámico (ISIS) y del Frente al Nusra.

 

Los fundamentalistas han tomado varios barrios de Aleppo. Y en esos barrios ya no quedan cristianos. Los han matado o, en el mejor de los casos, les dieron una hora para salir. Y la gente salía con lo que podía, cargando a sus hijos, a sus enfermos. Agarraba lo que podía y se iba. Ahora, desde los barrios que tienen tomados disparan hacia los barrios cristianos con misiles, cohetes, armas de todo tipo”.

 

El éxodo de cristianos es enorme. “De 1.200.000 cristianos que había en Siria sólo quedan unos 400.000, es terrible”, señala Guadalupe. Pero al mismo tiempo rescata el valor de muchos que siguen yendo a misa. “Hay un gran temor entre los cristianos, pero también es grande la fortaleza que tienen. Para mí es un privilegio estar allá. El ejemplo que nos están dando como cristianos es tremendo”.




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