Agreden con gas pimienta a los jugadores de River Plate

Ya lo decía Roberto Fontanarrosa, el mejor escritor de cuentos de fútbol de todos los tiempos: «Si no se entiende que esto es una pasión, y las pasiones son bastante inexplicables, no se entiende nada de lo que pasa en el fútbol». Se estaba jugando otro «superclásico», otro partido del siglo, la madre de todas las batallas futbolísticas. Toda Argentina estaba pendiente del televisor para ver el partido de vuelta de octavos de final de la Copa Libertadores, un nuevo Boca-River, el mayor espectáculo del fin del mundo… Pero pocos esperaban que el partido acabara en un bochorno mayúsculo. Cuando los jugadores de River Plate se aprestaban a saltar al césped en la segunda parte, un grupo de hinchas de Boca, agazapados detrás del túnel de salida, les han lanzado gas pimienta a la cara, ante el asombro e indignación de propios y extraños. Tras casi una hora y media de discusiones, el partido ha quedado suspendido.

Pese a la gravedad de la situación, el árbitro del partido, Darío Herrera, no se atrevía a suspender el encuentro. «Tomemos un tiempo prudencial», le comentaba a Marcelo Gallardo, entrenador de River Plate. El técnico «millonario» no daba crédito a lo que estaba pasando: «Es una vergüenza que abran la manga (el túnel) para tirar eso. Fue en la manga, una vergüenza total».

Mientras Ponzio y sus compañeros seguían echándose agua en unos ojos cada vez más enrojecidos, las gradas eran una fiesta. Pura pasión. De repente, alguien ha lanzado un «dron» que portaba una tela blanca recortada como si fuera un fantasma y una letra «B»dibujada en rojo (aparentando una camiseta de River y en alusión al descenso del equipo «millonario» a la segunda división argentina, la B Nacional, en 2011). El «dron» ha planeado por la cancha, ante la atenta mirada de las cámaras de televisión, y en un momento determinado se ha quedado flotando sobre las cabezas de los jugadores de River. ¿Quién dijo que el surrealismo había muerto? La banda sonora que se escuchaba en la grada también era imperdible. Nada de solidaridad con el enemigo del barrio de Núñez: «River, decime qué se siente, haber jugado el Nacional (la segunda división)…». La célebre cancioncilla de los hinchas de Boca, entonada por todo el estadio.




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