El Senado, en una votación caótica que ha levantado las protestas de la mitad de la cámara, da luz verde a un sistema pactado entre Berlusconi y Renzi que obliga a amplias mayorías
Italia ya está preparada para convocar elecciones. Después de meses de enredos y fracasos en el diseño de una nueva ley electoral, el Senado ha aprobado este jueves definitivamente la norma que permitirá celebrar unas elecciones en primavera. La polémica nueva norma apuesta por un sistema mixto, proporcional y mayoritario, y por el que se necesitarán amplias mayorías para poder gobernar. Como sucedió en el trámite del Parlamento y ante el miedo a las posibles enmiendas a la ley y a los cambios de voto repentinos, el Gobierno se ha sometido a una moción de confianza con la que ha evitado los posibles imprevistos en una ley pactada, principalmente, entre Matteo Renzi y Silvio Berlusconi. Sin embargo, a última hora ha sido necesario también que acudiesen al rescate de la nueva ley pequeños grupos políticos que, seguro, se cobrarán el movimiento en los próximos comicios. El resultado final ha sido de 214 síes y 61 noes.
El Partido Democrático (PD) acudía al Senado habiendo acordado el Rosatellum Bis (llamada así por el diputado Ettore Rosato) con Forza Italia y Liga Norte. Probablemente ambas formaciones concurrirán a las elecciones juntas formando una coalición de derechas con los xenófobos Fratelli di Italia, y se verán favorecidos por la nueva norma, que propone que el 36% de los escaños, tanto de la Cámara de los diputados como del Senado, sean asignados con un sistema mayoritario de circunscripciones uninominales y el 64% restante con el proporcional.
Un modelo mixto surgido del funambulismo político para contentar a distintos grupos, pero que puede desembocar en una situación de ingobernabilidad. Al final, solo podrán formar un Ejecutivo las fuerzas que superen el 40% de los votos, algo que ahora mismo solo parece al alcance de la coalición de derecha —Forza Italia, Fratelli di Italia y Liga Norte—, pero que podría terminar reeditando, como todo el mundo presume, el famoso Pacto del Nazareno entre Berlusconi y Renzi (Forza Italia y PD). El secretario general del PD, de hecho, no ocultaba en una entrevista con EL PAÍS el pasado domingo que la única manera de evitarlo será llegando al 40% de los votos.
El Movimiento 5 Stelle (M5S), encolerizado con la aprobación de una ley que, según las simulaciones, les hará perder hasta 30 representantes en el Parlamento —porque ellos rechazan concurrir en coalición—, la ha calificado como una norma «bunga bunga”, en referencia a las fiestas de Berlusconi y a la mezcla de intereses que contiene. Durante todo el miércoles convocó a sus seguidores en la plaza del Panteón y comenzaron una protesta que continúa hoy jueves a las puertas del Senado. De hecho, mientras se aprobaba la norma, sus senadores han abandonado el Palacio Madama y se han concentrado en la calle.
El senador Denis Verdini, un exestrecho colaborador de Silvio Berlusconi en la etapa dorada de Forza Italia, ha sido clave en la votación aportando a sus senadores. “Hemos tutelado la estabilidad. Hemos sido ya en otras ocasiones leales con [Enrico] Letta, con Renzi y con Gentiloni”, ha defendido —en referencia a los últimos primeros ministros—, ante las críticas que ya sugieren que se cobrará el apoyo buscando un puesto en un futuro Gobierno, tal y como funcionan siempre en Italia este tipo de movimientos. De hecho, el apoyo de Berlusconi —a quien la ley conviene sobremanera— también tiene su cuota personal, permitiendo que el cabeza de lista pueda ser una persona inhabilitada. De este modo, Il Cavaliere podría figurar y liderar todo el proceso, más allá de que después no pueda resultar elegido si el Tribunal de Estrasburgo no le levanta el veto que pesa sobre él por fraude fiscal.
