Emma, una adolescente inglesa, visitó varios hospitales unos fuertes dolores de cabeza que cada vez iban a más. Todos los especialistas que la examinaron le aseguraron que el estrés y el uso del ordenador eran el causante de esa terrible dolencia. Se equivocaban con su respuesta.
Meses más tarde, sin que el dolor remitiera, acudió de nuevo al médico por un problema ocular. Esta vez, los médicos decidieron someterla a más pruebas y cambiaron su diagnostico: un tumor cerebral.
El equipo sanitario hizo entonces todo lo posible por salvar la vida de lo adolescente, pero era tarde. El tumor creció rápidamente y nadie pudo hacer nada por la joven.
Los familiares de Emma han querido difundir lo sucedido a los medios y han puerto en marcha una campaña online para concienciar a las familias. Además, piden que se realicen más pruebas a los adolescentes que presenten síntomas similares para evitar que vuelva a ocurrir lo mismo