Un transexual gana una batalla legal por despido improcedente en China

Un tribunal de Guiyang, capital de Guizhou, en el sureste de China, condenaba el martes, 3 de enero, a una clínica a pagar la cantidad de 843 yuanes (alrededor de 120 euros) en concepto de salarios atrasados, más una compensación de 1.500 yuanes (poco más de 200 euros), al demandante, aludido solamente como el «señor C», tras haberle despedido por ser transexual, porque «su apariencia no se ajustaba a los estándares» tras contratarle para un puesto que llevaba desempeñando únicamente 7 días.

El «señor C» ha declarado estar «muy satisfecho» con la sentencia del que «es el primer caso registrado en China que afecta a un miembro de una minoría sexual», aunque no deja de resaltar el hecho de que esa misma sentencia no haya obligado a la empresa a pedirle disculpas ni lo ha considerado exactamente discriminación laboral, en un gesto que demuestra que «la atención de todos es aún necesaria en el dominio legislativo». De hecho, decide presentar la demanda por discriminación laboral tras perder en un proceso de arbitraje en el que se había llegado a dictaminar que «no contaba con las competencias adecuadas» para ejercer el cargo para el que le habían contratado tan sólo una semana antes.

Mientras que la sociedad es más tolerante hacia la comunidad LGBT, el gobierno chino todavía se muestra reticente a la aprobación de leyes que garanticen la igualdad de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Hace una año que el activista Sun Welin conseguía que un tribuna admitiera una demanda contra el gobierno de su país para que le permitieran contraer matrimonio con el que había sido su pareja durante los últimos 20 años, Hu Mingliang, que era rechazada sólo 3 meses después, pero que servía para proporcionar visibilidad al colectivo en el gigante asiático.

En septiembre de 2016 conocíamos el testimonio de Yu Hu, que hablaba de las torturas de la clínicas que practican terapias de conversión para «curar la homosexualidad» que un tribunal de Pekín ya había condenado en 2014. En la necesidad de luchar contra esta dura realidad surge una aplicación creada por una pareja de lesbianas, iHomo, mediante la que buscan las compatibilidades de personas gays y lesbianas de cara a matrimonios de conveniencia que les permitan tener una apariencia socialmente aceptable mientras siguen viviendo su sexualidad de acuerdo con su propia naturaleza.




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