La basura electrónica, es decir, los componentes o aparatos electrónicos fuera de uso, se ha convertido en uno de los problemas más importantes en el complejo mundo de los residuos. Diversos países y empresas han puesto en marcha sistemas para la recogida selectiva y reciclaje de este tipo de elementos pero, muchas ocasiones, los materiales de desecho llenan los vertederos y provocan contaminación.
La organización ecologista Greenpeace llama ahora la atención de un episodio que, si no se gestiona correctamente, puede incrementar los problemas de la también denominada e-basura.
Se trata en concreto de los millones de aparatos del teléfono modelo Galaxy Note 7 que están siendo retirados del mercado después de que la empresa Samsung reconociese los problemas de seguridad de sus baterías (que en algunos casos pueden provocar la explosión del dispositivo).
Greenpeace ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para pedir a Samsung que garantice la gestión correcta de estos aparatos fuera de uso y el reciclado de sus componentes.
Samsung mantiene desde hace años una política de gestión responsable de los residuos y, en diversas partes del mundo, participa con sistemas integrados de recogida selectiva y reciclaje de aparatos usados. No obstante, en el caso de los Galaxy Note 7, la página de esta empresa en internet no facilita detalles sobre reciclaje de los aparatos que se están retirando del mercado.
