Todo empezó cuando su hija le explicó que había sido testigo de cómo un grupo de compañeros realizaban tocamientos a una niña del colegio. La mujer no se lo pensó dos veces y contactó con la madre de la víctima, que denunció el caso de acoso ante la Guardia Civil. A raíz de este momento la madre de la testigo comenzó a recibir numerosos correos electrónicos sexuales. La principal sospecha es que podía tratarse de una venganza.
Los hechos se remontan al pasado mes de marzo, cuando la Benemérita recibió una denuncia por tocamientos de un grupo de alumnos a una alumna en un colegio de Soto del Real (Madrid). Los menores que intervinieron en la agresión, por su edad, son inimputables, pero la denuncia generó la activación del oportuno protocolo de acoso escolar en el centro educativo. A partir de este momento la madre de la testigo comenzó a recibir los correos electrónicos subidos de tono de remitentes procedentes tanto de España como del extranjero.
La mujer también decidió poner los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que inició las oportunas labores para descubrir el por qué de ese alud de mensajes sexuales: el padre de uno de los menores implicados en el caso de acoso escolar la había inscrito sin su consentimiento en una web de contenido sexual como represalia por la denuncia de su hijo. El presunto autor de estos hechos está siendo investigado por un delito de usurpación de identidad y otro contra la intimidad.
