El tratamiento olímpico que ha dado de qué hablar

Los espectadores que han visto los Juegos Olímpicos han comentado en las redes sociales que han visto a varios atletas con moretones rojos redondos, lo que ha generado un sinfín de comentarios.

El misterio no es más que un tratamiento al que se han sometido varios competidores llamado ventosaterapia, una práctica antigua mayormente aplicada en Oriente Medio y en los países asiáticos como China.

La ventosatersapia consiste en colocar en diferentes partes del cuerpo unas pequeñas ventosas de vidrio calientes con el fin de aliviar los dolores musculares. La colocación de las tazas de cristal crea un vacío parcial para estimular los músculos y el flujo sanguíneo, con la finalidad de aliviar las dolencias.

El gimnasta estadounidense Alex Naddour y los nadadores Michael Phelps (EE UU) y Pavel Sankovich (Bielorrusia) han subido imágenes en sus redes sociales de sus espaldas y extremidades llenas de círculos rojos.

Un estudio puntualiza que las marcas desaparecen de dos a cuatro días de realizada la ventosterapia, pero no se han determinado los efectos a largo plazo de su aplicación.

Sankovich publicó una foto en su Instagram en la que se ven sus muslos cubiertos de ventosas, acompañado de la leyenda «Ventosaterapia, una gran herramienta de recuperación».

Realizando la misma terapia, la ex nadadora olímpica Natalie Coughlin también publicó una gráfica sometiéndose a la terapia de ventosas, al igual que Phelps.

La práctica se remonta a los griegos y egipcios antiguos. Según la medicina tradicional china, desde hace 2.000 años se usan las ventosas, a fin de restaurar el flujo de «qi» (la fuerza de la vida).

La mayoría de las  investigaciones apuntan a la  ventosaterapia húmeda, que es una forma de sangrado medicinal, cuyo proceso hace que la piel se corte y la sangre suba a la copa de succión.

Desde hace un tiempo, la terapia se ha aplicado en pacientes afectados por diversidad de dolencias, así como en aquellos que padecen de parálisis facial, dificultad para respirar, acné, tos y herpes zóster.

También se ha utilizado para el tratamiento de dolor por cáncer y dolor de espalda inferior. En dos ensayos clínicos aleatorios, los grupos que recibieron la terapia reportaron efectos más favorables en el alivio del dolor.

 




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