El concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, tiene claro que la Puerta del Sol necesita reordenarse. Y, además de reubicar, suprimir o incorporar elementos en esta caótica plaza, el responsable del urbanismo de la ciudad piensa en prohibir la circulación al taxi en los dos únicos carriles que le quedan al «Kilómetro 0.
Calvo no pasa por alto la previsible congestión que podría originarse una vez que abra el complejo de Canalejas (hotel, viviendas y centro comercial de lujo), aún con Ahora Madrid en el Gobierno.
La vía que va desde la calle Mayor hasta la plaza de Canalejas se convertiría en zona de acceso restringido, exclusivo a vehículos de emergencias o vecinos. Esta zona forma parte ya, desde el pasado 1 de noviembre, del último Área de Prioridad Residencial puesto en marcha por el Consistorio.
Como ya adelantó ABC, la dirección general de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, dirigida por Paloma Sobrini, pidió al Ayuntamiento que elaborara un proyecto completo para «homogeneizar» y «humanizar» este paraje. Se incluye, precisa Calvo, en un plan estratégico de mejora de la movilidad. En este proyecto se incluiría también la incorporación de más paradas de autobuses frente al edificio de Apple, «en ningún caso estacionales», añade. Es decir, los vehículos municipales no permanecerían estacionados en ese lugar.
Peatonalizar
Calvo tiene en la cabeza cómo le gustaría reformar la Puerta del Sol. Cuando el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) puso en marcha el concurso de ideas «Piensa Sol» para cambiar la fisonomía de la plaza, el actual edil presentó su proyecto junto a Javier de Esteban Garbayo, José Manuel de Andrés Moncayo y Ana Sabugo Sierra. Se llamaba «Los lunes en Sol». Resultó finalista. El tercer premio quedó desierto a petición del jurado y se puso en valor tres trabajos, entre los que estaba el de Calvo.
El proyecto diseñado por el delegado de urbanismo sobre la plaza fue de los valorados por el COAM
Su diseño convertía Sol en una plaza capaz de articular un nuevo eje cultural conectando algunos de los museos y edificios de mayor relevancia de la ciudad: el Museo del Prado, el de las Colecciones Reales, el Palacio Real,… «Trataba de recuperar el antiguo Paseo del Rey», señala. «Se caracteriza la condición formal de cada espacio urbano con una trama de pavimento que favorece la direccionalidad de cada calle, a partir de una sucesión de líneas paralelas que potencian el tránsito y la secuencialidad», detallaban los arquitectos en el proyecto.
El documento que presentaron ante la entonces alcaldesa, Ana Botella, planteaba un nuevo concepto de límite «a partir del desplazamiento de objetos que han definido la historia de Sol a sus inmediaciones». «Así se establecen nuevos tipos de asociaciones que enriquecen la experiencia urbana: el ciudadano se vincula con los objetos que históricamente han construido la memoria de un lugar, haciendo que se amplíen sus fronteras», subrayaban. La plaza quedaba prácticamente diáfana y trasladaba elementos como el Oso y el Madroño, la Mariblanca y las fuentes a otros puntos del eje que creaban.
