Por: Dario Mizrahi dmizrahi@infobae.com
En un mundo con identidades políticas cada vez más difusas, en el que las creencias se vuelven líquidas, el caso de los Estados Unidos es inusual. Demócratas y republicanos mantienen profundas diferencias, que, más que ideológicas, son de cosmovisión, aunque muchas veces, desde el exterior, no se aprecien.
Por momentos, parecen habitantes de dos países distintos. Un buen ejemplo de esto es lo que sucede cuando se les pregunta cómo ven su vida hoy en comparación con la de 50 años atrás, las respuestas son contrapuestas. El 66% de los republicanos dice que está peor, y sólo un 19% que está mejor. En cambio, para el 48% de los demócratas las cosas mejoraron, frente a un 28% que dice que se deterioraron.
Los datos surgen de una encuesta realizada por el Pew Research Center entre el 17 y el 27 de marzo. Éste estudio muestra que las diferencias entre los simpatizantes de uno y otro partido se agrandan dependiendo de quiénes son sus candidatos preferidos.
Por ejemplo, entre los votantes de Donald Trump, asciende a 75% la percepción de que hubo un retroceso en su calidad de vida en el último medio siglo. Para los seguidores de Ted Cruz, la proporción es de 63%, y para los de John Kasich, del 54 por ciento.
Estos datos permiten comprender uno de los aspectos del éxito de Trump en la primaria del Grand Old Party (GOP). Le habla a un público que se siente profundamente frustrado con su vida, y que ve con añoranza un pasado presuntamente mejor. Por eso se siente interpelado por un discurso que busca afuera a los culpables del «fracaso» del país y que propone «volver a hacer grande a los Estados Unidos».
Uno de los ejes de campaña del magnate fue su ataque indiscriminado contra los inmigrantes, especialmente los mexicanos, y tuvo mucho eco. El 69% de sus partidarios cree que «son una carga para el país». Lo mismo piensa el 51% de los que apoyan a Cruz, y el 40% de los que están con Kasich. En lo que respecta a la insólita propuesta de construir un muro en la frontera con México, el apoyo va desde el 84% los primeros, al 64 y 45% de los otros, respectivamente.
Los demócratas tienen una postura totalmente contraria. Para la gran mayoría de ellos habría que otorgarles la nacionalidad a los indocumentados. Sólo el 14 y el 17% de los votantes de Bernie Sanders y Hillary Clinton ven a los extranjeros como una carga. Por eso mismo, apenas el 8% de los primeros y el 15% de los segundos están de acuerdo con el muro.
Algo similar ocurre con los musulmanes. Trump y Cruz llegaron a proponer la prohibición de su ingreso al país. Cuando se les pregunta a sus seguidores si estarían de acuerdo con vigilarlos estrechamente, el 64 y el 53% se muestran conformes. Nuevamente, los que están con Kasich son más moderados: entre ellos, baja al 37 el acuerdo con la medida. Los demócratas están francamente en contra: desciende a 12% entre los partidarios del senador por Vermont y a 22% entre los de la ex secretaria de Estado.
La mayor apertura y tolerancia que exhiben quienes se identifican con el partido del presidente Barack Obama se manifiesta también en su postura en relación con el casamiento entre personas del mismo sexo. Está a favor el 83% de los votantes de Sanders y el 68% de los de Clinton. Quienes apoyan al gobernador republicano de Ohio vuelven a mostrarse cerca de los demócratas en este punto: 56% lo apoya. La proporción baja al 25% entre los simpatizantes de Cruz, que es el candidato más religioso de la contienda, quien mejor representa el pensamiento de los evangélicos. Los trumpistas tampoco están muy de acuerdo: 38%.
La misma distribución de opiniones aparece en otro tema muy sensible para la religión, el aborto. Para el 78 y el 72% de los que siguen a los dos postulantes demócratas «debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos». Previsiblemente, piensa igual sólo el 23% de los partidarios del senador por Texas. Entre los de Kasich sube al 49%, y entre los de Trump, a 45 por ciento.
El rol del estado y el gobierno
Es otro punto en el que sostienen visiones antitéticas. Por ejemplo, cuando se les pregunta si creen que el Gobierno debe ser responsable de que todos tengan acceso a la salud, el 77 y 82% de los que están con Sanders y Clinton responden que sí. Por el contrario, apenas el 22, el 11 y el 14% de los que apoyan a los tres postulantes del GOP piensan de esa manera.
La misma reacción suscita la afirmación de que «el Gobierno se ocupa de demasiadas cosas». Suscriben el 81, el 79 y el 73% de los adherentes de Kasich, Cruz y Trump. La mayoría de los demócratas discrepa: sólo el 31 y el 28 por ciento cree que es excesiva la intervención gubernamental en la sociedad.
Uno de los pocos rubros en los que hay coincidencias es en qué hacer con los beneficios sociales. Desde un punto de vista ideológico, lo más coherente sería que quienes se oponen a que el Estado se ocupe de la salud y que tenga demasiadas funciones, también rechacen este tipo de programas. Sin embargo, el 62, 66 y 73% de los votantes de los tres candidatos republicanos dice que no hay que reducirlos. No es casual que sea más alto entre los partidarios del magnate, ya que muchos de ellos son blancos de clase media baja, que dependen de esos recursos para subsistir. Casi no hay diferencias con sus rivales demócratas, entre quienes el rechazo a una reducción de los beneficios es de 72 y 71 por ciento.
Uno de los temas económicos que está muy presente en la actual campaña es la discusión entre libre comercio y proteccionismo, a raíz de la propuesta de Trump de establecer fuertes barreras aduaneras para «proteger el trabajo estadounidense». Sus seguidores parecen convencidos de eso, porque sólo un 27% cree que «el libre comercio es bueno para Estados Unidos». En un nivel intermedio están los los partidarios de Kasich y de Cruz, que adhieren a esa afirmación en un 44 y un 48 por ciento. Quienes están más claramente a favor son los de Sanders y Clinton: 55 y 58 por ciento.
Además de hacer preguntas específicas a los que se identifican con una y otra fuerza política, la encuesta de Pew le pide al público general, sin diferenciarlo según su filiación política, que compare a los demócratas y a los republicanos. El resultado es el siguiente:
-El 54% de los estadounidenses cree que el GOP es demasiado extremo, contra un 37% que piensa eso de sus contrincantes.
-El 65% opina que el Partido Demócrata es «tolerante y abierto a toda clase de gente». Menos de la mitad atribuye esa característica a sus adversarios.
-El 61% sostiene también que la fuerza de Obama y Clinton se muestra preocupada por la clase media, contra un 43% que caracteriza así al partido de Bush y Trump.
¿Quién tiene mejores ideas políticas? El 45% dice que los republicanos. El 53% se inclina por los demócratas.
Este exhaustivo estudio demuestra las profundas divergencias entre los votantes de las dos grandes fuerzas políticas que hay en el país. Éstas vienen de larga data y todo indica que se mantendrá por mucho tiempo más. Tan relevante como son esas diferencias es que, a pesar de ellas, Estados Unidos ha logrado construir un país estable, en el que los que piensan distinto pueden convivir sin grandes sobresaltos, entendiendo siempre que el país está por encima de los partidos.
F. Infobae.
