Con 38 propuestas brillantes, Loewe realizó este viernes en su desfile de la Semana de la Moda de París un homenaje póstumo a Enrique Loewe Knappel (ni más ni menos que el responsable de la brutal expansión de la marca homónima durante más de cinco décadas falleció hace un par de días en Madrid a los 103 años).
Porque una vez más evidenció la capacidad de la firma para sorprender desde la elegancia y con divertimentos únicos como sus gargantillas en forma de máscaras o bolsos colgados al cuello. Gustaron sus faldas desiguales y con volumen, los vestidos ajustados a la cintura con fajines y las mangas encadenadas. Pero más su firme apuesta por la vuelta del corsé.
Loewe los propone dorados, igual que las gargantillas engarzadas como alambres que llenaron de ideas insólitas la Maison de la Unesco, en el número 7 de la plaza de Fontenoy materiales orgánicos como el bambú y sedas salvajes mezcladas con nylon o viscosa.
Son las de Jonathan Anderson, director creativo de la firma que apostó también por camisas de algodón extra grandes y abrigos de sarga acolchada. La novedad en los icónicos bolsos de la marca llegaron de la mano del clásico Amazona,l ahora con varios bolsillos, y el Joyce con el logotipo dorado.
