El pasado 25 de febrero, el gobierno italiano aprobaba la ley de uniones civiles, incluyendo la unión de las parejas homosexuales, en lo que suponía todo un avance para una sociedad como la italiana, tradicionalmente tan pendiente de la iglesia.
De hecho, la exclusión de las parejas homosexuales en el derecho a adoptar a los hijos naturales de sus respectivas parejas, procedía de los sectores más católicos. Una influencia que no ha afectado a un tribunal de la corte romana, que ha fallado en favor de una pareja de lesbianas, permitiéndoles adoptar a sus respectivos hijas.
Ahora cada una de las niñas tiene un pariente biológico y un pariente social, ambos con la misma capacidad y responsabilidad legal», declaraba la abogado Francesca Quarato, explicando que, quedaba equiparado el estatus de ambas madres con respecto a sus hijas.
Lo que no aclara es la manera en la que fueron concebidas las niñas, especulando la prensa italiana con la posibilidad de que acudieran a la inseminación artificial en Dinamarca, un proceso reservado única y exclusivamente a las parejas casadas en Italia.
El presidente de la asociación Rete Lenford, que lucha por los derechos de la comunidad LGTB, confirma que el fallo no proporciona a la pareja exactamente los mismos derechos que si fuera una pareja heterosexual, no siendo las niñas jurídicamente hermanas, aunque compartirán el mismo apellido.
Sergio Lo Giudice, senador gay del Partido Democrático de Matteo Renzi, que tiene un hijo de una madre de alquiler que contrató en los Estados Unidos, defiende en un comunicado que la aprobación modificada de la ley constituye un fracaso del parlamento italiano, añadiendo que «los tribunales continuarán interviniendo para velar por el interés más importante para los menores, que tengan un vínculo emocional con sus padres del mismo sexo reconocidos».
