Clinton pierde fuelle ante el último debate demócrata de cara a las primarias

EFE | 
Washington

Los precandidatos demócratas a la Casa Blanca celebran este domingo su último debate antes del inicio del periodo de elecciones primarias en Iowa, con Hillary Clinton como favorita pero cediendo terreno en las encuestas ante Bernie Sanders.

La ex secretaria de Estado y el senador por Vermont se verán las caras, junto al tercer aspirante en liza, el exgobernador de Maryland Martin O’Malley, en Charleston (Carolina del Sur) durante un debate emitido por la cadena NBC en horario de máxima audiencia.

Se trata del cuarto careo televisivo de los aspirantes a la candidatura del Partido Demócrata a los comicios presidenciales del próximo 8 de noviembre, y empezará a las 21.00 hora local (02.00 GMT del lunes) en el teatro Gaillard Center de Charleston.

El debate tiene lugar a sólo quince días de los «caucus» (asambleas populares) en el estado de Iowa, que se desarrollarán el 1 de febrero y representan el pistoletazo de salida de la temporada de elecciones primarias en el país norteamericano.

Los resultados de Iowa se miran con lupa porque suelen ofrecer una primera pista de qué candidatos pueden adjudicarse la nominación presidencial en las convenciones nacionales de demócratas y republicanos, que este año se celebrarán en julio.

Clinton y Sanders, los principales contendientes demócratas dado que las opciones de triunfo de O’Malley son prácticamente nulas, llegan al debate más igualados de lo vaticinado por los expertos, que durante meses subestimaron la competencia del senador y veían el proceso como una mera «coronación» de la ex secretaria de Estado.

Tras un dominio abrumador en las encuestas, la ventaja de dos dígitos de la también ex primera dama parece haberse difuminado en Iowa, a tenor de varios sondeos publicados esta semana.

El último estudio demoscópico, divulgado este jueves por Bloomberg y el diario de Iowa The Des Moines Register, otorga a Clinton un apoyo del 42 por ciento entre los votantes demócratas del estado, frente al 40 por ciento de Sanders, que se define como un «demócrata socialista» y se sitúa a la izquierda de su rival.

Según la web Real Clear Politics (RCP), que elabora una media de las encuestas publicadas en el país, la ex secretaria de Estado, de 68 años, tiene hoy en Iowa un respaldo del 46,8 por ciento, seguido muy de cerca por el senador, de 74 años, con el 42,8 por ciento.

Peor pinta el futuro de Clinton en Nuevo Hampshire, estado que seguirá a Iowa y celebrará primarias el 9 de febrero, donde Sanders lleva tiempo como favorito y actualmente logra un apoyo del 48,8 por ciento, frente al 42,6 por ciento de la ex primera dama, según RCP.

A nivel nacional, la ex secretaria de Estado también parece estar perdiendo fuelle a la luz de una encuesta publicada el pasado martes por el diario The New York Times y la cadena CBS, en la que Clinton obtiene un 48 por ciento de respaldo entre el electorado demócrata, solo 7 puntos porcentuales por encima de Sanders (41 por ciento).

«El imponente liderazgo de Hillary Clinton a nivel nacional ante las primarias demócratas se ha desvanecido en gran medida», afirmó el Times al recordar que, hace sólo un mes, la ventaja de la precandidata ascendía a 20 puntos.

La media de RCP sitúa hoy a Clinton con un apoyo nacional del 48,3 por ciento, mientras que Sanders consigue un 39,7 por ciento.

«La secretaria Clinton y su campaña tienen serios problemas», se apresuró a comentar el veterano senador esta semana, avalado por los datos demoscópicos.

«Creo que una candidata que originalmente se pensaba que iba a ser una candidata consagrada, la candidata inevitable, ahora se encuentra atrapada en una carrera muy difícil en Iowa y Nuevo Hampshire», subrayó Sanders, al atribuir los recientes ataques de Clinton contra el senador a que ella «entiende que pueden perder».

La ex secretaria de Estado quiso quitar hierro y negó toda preocupación sobre al ascenso de su rival: «No, no estoy nerviosa en absoluto», aseguró la candidata el pasado miércoles, pese a intensificar esta semana las críticas a su adversario.

En concreto, Clinton reprochó a Sanders su postura sobre el problema de la violencia armada en el país (el senador ha rechazado en el pasado algunas medidas para un mayor control de las armas) y la vaguedad de sus propuestas para financiar programas sanitarios.

En una semana aciaga para Clinton, el senador recibió incluso una inesperada ayuda del vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, quien afirmó en una entrevista que Sanders tiene «credibilidad» en el asunto de la desigualdad de ingresos de los estadounidenses, en tanto que «hablar sobre eso es relativamente nuevo para Hillary».

Aunque Iowa y Nuevo Hampshire cuentan con una población mayoritaria de raza blanca, electorado con el que sintoniza bien Sanders (a diferencia de estados con mayor presencia de hispanos y afroamericanos, más favorables a Clinton), los últimos sondeos agitan el fantasma de 2008.

Como si se tratara de un «déjà vu», Clinton vio entonces evaporarse en pocas semanas la amplia ventaja que sacaba en Iowa a un entonces poco conocido senador demócrata llamado Barack Obama.

La ex secretaria de Estado quedó en los «caucus» de 2008 en un decepcionante tercer puesto, detrás de Obama, quien a la postre ganó las elecciones presidenciales, y John Edwards, una derrota que vislumbró el principio del fin de su sueño de ganar la Casa Blanca.

Como opina Chris Cillizza, columnista del diario The Washington Post, «perder Iowa y Nuevo Hampshire, algo que ahora parece posible si no probable», desencadenaría «una pesadilla total para Clinton».




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