Apenas se dejar ver públicamente en nuestro país, pero decidió apoyar la industria del cine español el lunes 11 en la XXI edición de los premios José María Forqué. La ocasión lo merecía, porque, además, Penélope Cruz (41) estaba nominada por su papel de enferma de cáncer en ‘Ma Ma’, película que también ha producido.

No obstante, no llegó al Palacio Municipal de Congresos de la capital del brazo de su marido, Javier Bardem, sino junto a Luis Tosar, su compañero en la cinta que dirige Julio Médem.

Finalmente, no fue la mejor noche para la de Alcobendas: ni deslumbró con el escotado diseño de Balmain y el galardón al que aspiraba terminó llevándoselo Natalia de Molina por su personaje en ‘Techo y comida’.

¿Sigue poniéndose nerviosa después de tantas películas y nominaciones?

Un poquito sí. Siempre. Igual que los rodajes. Siempre llego a un rodaje y me enfrento a un nuevo personaje, llego los primeros días como si no lo hubiera hecho nunca. Y eso es lo que me mantiene enganchada a esta profesión, saber que nunca estás en un sitio en le que ya lo sabes todo y aprendido todo.

Siempre estás lejos de eso. Siempre eres nuevo.

¿Cómo se enfrenta a una alfombra roja donde le esperan decenas de periodistas que la miran y le hacen preguntas?

A eso sí que estoy acostumbrada. Recuerdo la primera vez que fui a unos premios fue exactamente aquí [ se refiere al Palacio Municipal de Congresos de Madrid]. Era donde se celebraban entonces los Goya y estaba nominada por ‘Jamón, Jamón’. Por eso le tengo un cariño especial a este sitio. Tampoco cambia mucho la sensación. Es un poco como entrar en Marte.

Pero hay que venir con ganas de celebrar, ver a tus compañeros y de disfrutarlo un poco. Cuesta mucho sacar una película adelante. Hemos luchado mucho con ‘Ma Ma’




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