RD- SANTO DOMINGO-La tarde del 25 de septiembre de 2015 el país fue impactado por el suicidio de un arquitecto. La mañana del 15 de diciembre de ese mismo año, consternó a la población el asesinato de un alcalde. Y hace apenas dos días, una mujer se convierte en la tercera víctima de feminicidio del año 2016.
Se trata de tres hechos violentos distintos, pero con un factor en común: todos ocurrieron en una entidad pública con el uso de un arma de fuego. Son tres casos que ponen en evidencia la necesidad de poner en marcha un plan que establezca restricciones al porte de las armas de fuego y de prohibir entrarlas a los lugares públicos.
El hecho más reciente, que conmocionó a la ciudadanía, ocurrió el martes en las instalaciones del juzgado de paz del Ensanche Ozama, donde Joaquín Soto Trinidad le quitó la vida a su exmujer, la sargento de la Policía Nacional, Carolina Rijo Reyes, por un conflicto por la manutención del niño que procrearon ambos.
En el baño de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) se suicidó el 25 de septiembre de 2015 el arquitecto David Rodríguez, de 40 años de edad, debido a retrasos en el desembolso de fondos para la construcción de una escuela que había ganado mediante concurso, por lo cual había contraído deudas que no había podido saldar.
Tres meses después, en la Federación Dominicana de Municipios (Fedomu) cayó abatido a tiros el alcalde del municipio Santo Domingo Este, Juan de los Santos, junto con su seguridad, el sargento mayor Archie de Jesús Medina. El responsable de ese doble asesinato fue el ingeniero Luis Esmerlin Féliz, quien también se suicidó en el mismo lugar donde cometió el hecho, motivado por un embargo realizado en su residencia producto de una deuda con un hermano del alcalde.
