Una de las ancianas agredidas en la residencia Itaca de Arenys fallece de un infarto

Una de las nueve ancianas que fueron agredidas violentamente por un celador de la residencia Itaca de Arenys de Mar (Maresme) la noche de Navidad, no ha podido soportar la presión y el infarto que sufrió tras la agresión, por lo que falleció el primer día del 2016.

El agresor, en prisión desde el día 28 de diciembre, se enfrenta ahora a una pena de homicidio, sin que por el momento se haya confirmado el agravante de imprudencia.

Cuatro de las nueve ancianas atacadas fueron agredidas sexualmente por uno de los dos celadores -el otro era una mujer- que el día de Navidad hacían el turno nocturno en la residencia Itaca.

Se trata de José, un fornido fisioterapeuta que realizaba sustituciones y del que nunca habían tenido ninguna queja. En aquella ocasión, según fuentes de la investigación, llegó a trabajar en un evidente estado etílico.

El hombre, de 30 años, nacido en Badalona y vecino de Pineda de Mar, agredió violentamente a las internas que mostraban más debilidad y que no podían defenderse. Una de ellas, de más de 80 años, no pudo soportar la agresión y sufrió un infarto.

El forense, tras realizar la autopsia, confirmará la relación con la agresión sufrida la noche del 24 de diciembre, lo que también agrava la situación penal del celador, en prisión provisional sin fianza desde el pasado lunes.

Le acusan de nueve delitos de lesiones y otros cuatro contra la libertad sexual, a los que se sumará otro de homicidio, sin confirmar si se aplicará el agravante de imprudencia.

Juegos sexuales

Visiblemente trastornada, la directora de la residencia geriátrica Itaca, Mertxe Aguilar, en declaraciones a La Vanguardia, se ha negado a ofrecer cualquier otra información, pero insiste en transmitir “todo nuestro pesar a la familia y mostrarles todo nuestro apoyo”. El fallecimiento de una de las agredidas, se suma al dolor que durante estos días es palpable en el centro, donde no se habla de otra cosa.

Aún así, familiares de los residentes desvelaron que el agresor era “amable y simpático” y que también se encargaba de poner inyecciones, lo que da una idea de su versatilidad laboral en el centro.

Cuando se cumple una semana de unos hechos que no trascendieron hasta el 28 de diciembre, algunos residentes desgranan más informaciones, pese al hermetismo impuesto. Así, desvelan que el detenido tenía acceso a las habitaciones de las ancianas ya que por su formación de fisioterapeuta, ayudaba con los cambios posturales.

Aseguran que todo empezó cuando aquella noche el celador intentó iniciar una serie de juegos sexuales, del tipo masturbaciones y felaciones, con algunas de las ancianas. Una de ellas, según las mismas fuentes, pese a su extrema debilidad intentó resistirse y pedir socorro, lo que desencadenó la ofuscación del agresor que le infringió una brutal paliza que se trasladó a ocho residentes más para silenciar sus protestas.

Fue tal el grado de violencia exhibido que el vigilante habría agredido sexualmente a una mujer de 67 años, postrada inmóvil a consecuencia de un ictus.

 




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