El Club Independiente Santa Fe se proclamó este miércoles campeón de la Copa Sudamericana, el primer título continental del equipo colombiano.
Después de 120 minutos de un partido monótono y lleno de desaciertos que terminó 0-0, el equipo bogotano venció a Club Atlético Huracán de Argentina desde el punto penal por 3-1.
Los goles de Santa Fe fueron anotados por Ómar Pérez, Leyvin Balanta y el venezolano Luis Manuel Sieja, mientras que Huracán sólo anotó un penal por medio de Federico Mancinelli; erraron Mauro Bogado, Martín Nervo y Patricio Toranzo.
El partido
La ansiedad de los dos equipos se notó durante los 120 minutos del partido de vuelta jugados en el Estadio Nemesio Camacho «El Campín» de Bogotá.
La del anfitrión, por la presión de ganar en un estadio lleno y tras haber dejado escapar días antes un par de torneos locales.
Por su parte, Huracán, dirigido por el joven exfutbolista Eduardo Domínguez, llegó a Bogotá poco antes del inicio.
Los argentinos recibieron un cóctel de varios medicamentos para paliar el efecto de los más de 2.600 metros de altura de la capital colombiana.
A pesar de que algunas veces se vio a los jogadores de Huracán ahogados, ni los delanteros ni la defensa santafereña lograron ponerle orden y pausa al partido para aprovechar la ventaja que le daba la altitud.
El equipo argentino, que había empatado sin goles en el encuentro de ida, guardaba la esperanza de vencer al equipo local y darle a Argentina su séptima Copa Sudamericana.
Al inicio del segundo tiempo el arquero de Huracán Mario Díaz aprovechó un calambre para estar acostado en el césped durante más de siete minutos, a pesar de las críticas del técnico santafereño Gerarod Pelusso, e incluso de la petición -más no la imposición- del árbitro de levantarse.
En el minuto 116, durante el alargue, un golpe sobre el jugador de Santa Fe, Yerry Mina, le valió a Ramón Ábila, goleador de Huracán, la única tarjeta roja del partido.
El árbitro brasileño Heber Lópes fue criticado por haber repuesto sólo cinco minutos en el segundo tiempo y por haber dado el pitazo final antes de que el cronómetro marcara los 120 minutos reglamentarios.
Pero al final «El Campín» tuvo motivos para celebrar.