Los vecinos de los distritos de Retiro y Carabanchel respiran el aire más contaminado de Madrid. Así lo reflejan los registros de las 24 estaciones de medición distribuidas por la ciudad: en lo que va de año la que está situada en la plaza de Fernández Ladreda y la de Escuelas Aguirre han registrado, de media, los mayores niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) de la capital.
Sin embargo, el comportamiento de la polución no sigue un patrón previsible que permita anticipar cuáles van a ser las zonas menos recomendables especialmente para las personas con problemas pulmonares.
Este lunes, por ejemplo, en el que se tuvo que activar el escenario uno del protocolo para episodios de alta concentración de partículas contaminantes, fueron los puntos de control del Barrio del Pilar y Cuatro Caminos las que detectaron los niveles más inaceptables.
Cuando se activó el anterior episodio de contaminación, en la semana del 9 al 15 de noviembre, la estación de Ramón y Cajal, situada junto al nudo norte de Manoteras, uno de los puntos negros del tráfico, llegó a registrar superaciones de NO2 por encima de los 400 mg/m3. Durante los días que duró el veranillo de San Martín también alcanzó picos desorbitados la de Arturo Soria, al este de la capital.
Los puntos de medición que a lo largo de todo el año han encabezan el ranking por detrás, con los valores de contaminación más bajos, son los de El Pardo, la Casa de Campo y los parques de Juan Carlos I y el Retiro.
Todos ellos tienen en común su ubicación junto a amplias zonas verdes donde, lógicamente, se respira el aire más limpio. En esta lista limpia se incluye también el ubicado en el PAU de Sanchinarro, al norte de la ciudad.
