España, cada vez más vulnerable a las bacterias inmunes a antibióticos

Es un problema global. Los antibióticos están dejando de ser efectivos. Las infecciones con bacterias resistentes a fármacos llamados de último recurso crecen en lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una «crisis de salud global» de primer orden.

Ni Europa ni España se libran de la amenaza. Pero hay países mejor preparados que otros para afrontarla. España es cada vez más vulnerable, según alerta el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC), que ha elevado el nivel de incidencia de estas infecciones al número 4, dos más que hace solo tres años.

El nivel 4 significa que en España ya no se producen brotes de infecciones con bacterias multirresistentes en hospitales aislados o solamente en algunas regiones, sino en la mayoría de ellas. Solo existe un nivel más alto, el número 5, que significa que la situación ya es endémica.

Así están Turquía, Grecia, Malta e Italia. En España, según el último informe con información sobre 38 países publicado la semana pasada, ya están afectadas 34 provincias.

Las cifras del consumo de antibióticos en Europa
Consumo de antibióticos en Europa

Este organismo europeo se centra en un grupo de bacterias conocidas con las siglas CPE (enterobacterias productoras de carbapenemasas), actualmente el mayor desafío en este campo. Estos microbios son inmunes a un tipo de antibióticos de última generación que además se consideran de último recurso, es decir, que si no funcionan hay que recurrir a fármacos antiguos, menos efectivos y con efectos secundarios.

En España la situación de las CPE «ha empeorado en los últimos años», asegura el ECDC en el informe, que recaba datos de las autoridades nacionales.

El trabajo también repasa la capacidad de los países para vigilar y contener la amenaza de las CPE, también conocidas como superbacterias.

Por ejemplo, si tienen planes nacionales para luchar contra ellas. España aún carece de él, según recoge el informe.

Solo hay un plan regional, elaborado por la Comunidad de Madrid, que fue aprobado en septiembre de 2013 y que detalla cómo se debe actuar cuando se detecta un caso para evitar la transmisión a otros pacientes y, en última instancia, prevenir epidemias.

Sin plan específico

El único documento que por ahora ha elaborado el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a escala nacional es el Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos, pero, tal y como reconoce el ministerio, aún «se está implantando» en colaboración con las comunidades autónomas.

La mayor amenaza actual es la creciente diseminación en nuestro país de las Enterobacterias productoras de carbapenemasas, enzimas capaces de inactivar las carbapenemas, el último escalón disponible para el tratamiento de muchas de las infecciones bacterianas», señala el texto.

Otro de los instrumentos de los que aún carece España es de un sistema nacional de vigilancia, según alerta el ECDC. Actualmente los laboratorios participan de forma voluntaria.

En cambio, según el protocolo de la Comunidad de Madrid, la infección por EPC es una enfermedad de declaración obligatoria, por lo que todo sanitario está obligado a realizar la declaración de los casos confirmados. El texto precisa cómo hay que proceder ante un caso o ante un brote.




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