Puertorriqueños temen por su salud ante recortes federales

AP
SAN JUAN, Puerto Rico

Una enfermedad incurable ha convertido la salud de José González Ortiz en la de un anciano a sus 42 años de edad, y el afectado sistema de salud puertorriqueño sólo se suma a su dolor.

A González se le negaron los medicamentos que necesita con un costo mensual de 300 dólares para tratar la enfermedad degenerativa que sufre, conocida como el mal de Lou Gehrig, la cual ataca las células que controlan sus músculos. Su plan de atención de salud no cubre el equipo respiratorio que los médicos dicen facilitaría su respiración. Incapaz de caminar, se mueve con dificultad apoyado en una caminadora donada por la iglesia a la que asiste debido a que se le negó una silla de ruedas para ayudarlo con la esclerosis lateral amiotrófica que sufre.

«Tengo mucho coraje y frustración», dijo el ex guardia de prisión en su casa en el poblado costero de Arecibo.

A pesar del árbol y luces de Navidad que colocó su esposa de manera anticipada a la festividad para alegrar la casa, ésta es una temporada triste para González y 2,37 millones de habitantes de Puerto Rico que dependen de un sistema de salud financiado por Medicaid y Medicare, los programas gubernamentales estadounidenses de atención a la salud para los pobres y los ancianos, respectivamente.

La isla se está preparando para un recorte elevado a los planes federales de atención de la salud que atienden a casi 70% de los 3,5 millones de residentes del territorio estadounidense. Funcionarios locales han estado hablando con el gobierno federal respecto a la propuesta pérdida de fondos, pero creen que a pesar de todo será implementada.

El recorte afectará a todo Estados Unidos, pero se considera que Puerto Rico lo sentirá más intensamente porque la isla caribeña ya recibe menos nivel de financiamiento que la parte continental del país, tiene un nivel de pobreza más alto que cualquier estado de la nación y se encuentra en medio de una crisis económica y casi una década de recesión

El doctor José Carlo Izquierdo, un neurólogo y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, dijo que se aproxima una crisis devastadora.

El financiamiento para el programa de Medicare Advantage de Puerto Rico, el cual atiende a aproximadamente a 560.000 de las personas más necesitadas de la isla, será recortado 11% en enero, una medida que se anticipa conducirá a costos más altos de atención médica y medicamentos, así como a la pérdida de algunas prestaciones. Se esperan más recortes a Medicaid en los próximos dos años, lo que afectará a cerca de 1,6 millones de puertorriqueños como González que dependen de fondos a través de Mi Salud, un plan de atención médica del gobierno local.

«Todo se pone peor y peor y peor y no aparece esa luz», comentó su esposa, Brenda Torres López.

Puerto Rico gasta alrededor de 11.000 millones de dólares anuales en atención de la salud, mientras que el gobierno federal proporciona casi 6.000 millones a través de los programas Medicare y Medicaid y está camino a recortar al menos la mitad de ese financiamiento a fines de 2017.

Expertos en atención médica dicen que los recortes presionarán a los médicos y hospitales a proporcionar servicios por menos dinero, y más doctores probablemente abandonarán Puerto Rico por un mejor salario en la parte continental de Estados Unidos.




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