Dulce despertar del Barça

El Barça despabiló con el frío del Borisov Arena. Jugó un partido muy serio y aseado, no concedió ni una ocasión y marcó dos goles estupendos, ambos de Rakitic, pegador en el 0-1 y delicado en el 0-2, dos acciones que figuran en las últimas hojas del catálogo azulgrana, entregado habitualmente a Messi, Neymar y Suárez.

El croata, suplente del lesionado Sergi Roberto, marcó las diferencias en un encuentro disputado al son de la excelsa discreción de Busquets y del vértigo de Neymar. Los azulgrana recuperaron las mejores sensaciones futbolísticas en Bielorrusia.

Bate Borisov, 0-Barcelona, 2

BATE Borisov: Chernik; Polyakov, Milunovic, Gaiduchiik, Mladenovic; A. Volodko, Nikolic (Yablonski, m. 65); Stasevich, Gordeichuk, M. Volodko (Karnitski, m. 42); y Signevich (Mozolevski, m. 80). No utilizados: Soroko; Aleksievich, Ríos y Baga.

Barcelona: Ter Stegen; Alves, Piqué, Bartra, Alba; Sergi Roberto (Rakitic, m. 17), Mascherano, Busquets (Gumbau, m. 72); Munir (Sandro, m. 70), Luis Suárez y Neymar. No utilizados: Bravo; Vermaelen, Adriano y Mathieu.

Goles: 0-1. M. 48. Rakitic. 0-2. M . 65. Rakitic.

Árbitro:De Sousa (POR). Mostró la tarjeta amarilla a Busquets, Polyakov, Alves, M. Volodko, Gaiduchik, Gumbau, Karnitski, Milunovic y A. Volodko.

Borisov Arena. 13.000 espectadores.

No hubo ni una sola noticia del BATE Borisov, anestesiado por el Barcelona, que estuvo más serio, concentrado y seguro que nunca, consciente seguramente de que una victoria le garantizaba la tranquilidad europea de la misma manera que una derrota le condenaba a penar en la Champions. No dio pie a ninguna duda y desnudó al campeón de Bielorrusia: si se le enfrenta con rigor y determinación es un equipo menor, incluso cuando la contienda se disputa bajo cero y con un vientecito congelador, nada que ver con el agradecido otoño de Barcelona.

Yermakovic sabía que la suerte del BATE Borisov dependía de la desgracia del Barça, un equipo poco fiable en el inicio de curso, reiterativo en los errores, sobre todo en su área, defendida por un portero cuestionado por su soberbia, no por su calidad, como Ter Stegen.

Así que se resguardó en su cancha con una defensa organizada y esperó a salir al contragolpe, confiado en rebanar un balón, en penalizar cualquier pérdida azulgrana, en llegar con futbolistas interesantes como Volodko o Mladenovic. No lo consiguió nunca, alejado siempre de Ter Stegen.




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