Sánchez propondrá una reforma fiscal que beneficie a las clases medias

Si Pedro Sánchez, el líder del PSOE, gobierna a partir de 2016 hará uso «al máximo» de las posibilidades de flexibilidad que ofrece la Unión Europea para negociar «una senda gradual» para cumplir los objetivos de déficit.

Si el resultado de las elecciones generales del próximo 20 de diciembre le permite llegar a La Moncloa, Sánchez asegura que mantendrá un firme compromiso con la estabilidad presupuestaria.

Al tiempo, el PSOE se comprometerá a aprobar reformas estructurales de calado que incorporen una reforma fiscal sin subida de impuestos a las clases medias y trabajadoras, pero que gravará la riqueza. Además, pondrá en marcha nuevos tributos y reforzará la persecución del fraude fiscal.

El PSOE presentará la próxima semana el borrador de una parte relevante de su programa económico, cuya coordinación ha dejado Sánchez en manos del exministro socialista Jordi Sevilla y del responsable federal de Economía, Manuel de la Rocha Vázquez.

Las líneas de actuación del partido a partir de enero de 2016, si consigue gobernar, empezarán por «entablar una negociación con Bruselas» con el uso de los mecanismos de flexibilidad para diseñar una «senda gradual de ajuste» para el cumplimiento del déficit, según fuentes conocedoras del borrador.

Las reformas estructurales que un eventual Gobierno socialista ofrecerá a la Comisión Europea mostrarán la viabilidad de su proyecto, junto a «un reequilibrio de ingresos y gastos», según fuentes del partido.

Las nuevas medidas tributarias que incorporaría ese Ejecutivo, junto con la lucha contra el fraude, permitirían que el cumplimiento del déficit fuese un hecho, según los expertos socialistas.

Antes de ofrecer una propuesta a Bruselas, el partido socialista afirma que estudiará exhaustivamente la situación de la economía española, por miedo a encontrarse con «una contabilidad creativa», lo que supondría «un gran disgusto», según fuentes del equipo económico de Sánchez.

Cuando el Gobierno de Mariano Rajoy tomó el relevo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero en diciembre de 2011, aseguró que se había encontrado con un déficit que no esperaba. Esa discusión se ha prolongado durante toda la legislatura.

Una de las primeras medidas del Ejecutivo de Rajoy, nada más tomar posesión, fue aprobar el mayor recorte de recorte de gasto público de la democracia en una sola tacada (8.900 millones de euros) y subir los impuestos.

El PP, que sostuvo durante aquella campaña electoral que no subiría impuestos, justificó estas medidas en la herencia recibida de Zapatero.




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