Nunca en la historia de Gran Hermano los espectadores habían tenido la mosca tan detrás de la oreja como en esta edición. La entrega número 16 se presentó vacilona Avisó.
Advirtió que nada era lo que parecía y que todos los concursantes escondían al menos un secreto. Lo saben dentro, lo que convierte la convivencia en un calvario de desconfianza y dudas. Y lo saben fuera los espectadores, aventajados, a quienes el programa desveló el primer día algunos de los misterios.
Pero solo unos pocos. Que Maite y Sofía son madre e hija. Que Suso no es hijo de Maite (como hicieron creer al resto de concursantes). Que Vera y Niedziela conocen una estancia secreta (un jardín) en la casa.
Que Raquel también conoce este lugar, pero cree que solo lo conocen ella y Vera. Que Han habla español a la perfección. Que Marta conoce todos los secretos, pero no sabe a quién pertenecen. Que Ivy y Carlos son pareja. Y que Aritz no tiene ningún secreto.
El resto de confidencias -la de Marina, la de Carolina, la de Enrique y la de Amanda- se quedaron en la sombra. Se les suma la posibilidad de que Gran Hermano 16 haya jugado a dos bandas, mareando por un lado a sus participantes y, por otro, a la audiencia.
Dos pistas mantienen al espectador en vilo. La primera es que hay seis concursantes en la casa que mantienen parentesco. La segunda, que uno de ellos ve muertos en la oscuridad. Además, ya hay voces que cuestionan la relación madre e hija de Maite y Sofía.
También quien especula con que Carolina y Enrique son pareja. Quien está completamente seguro de que el bebé de Marina es un bebé reborn -un muñeco hiperrealista- (la concursante tiene plagadas sus redes sociales de referencias a este tipo de maniquíes).
Y luego, los que consideran que Aritz, por mucho que el programa diga que no, también tiene algo que esconder.
Diez días después del estreno de Gran Hermano 16, los secretos de Amanda, Carolina y, paradójicamente, Aritz ya han salido a la luz.
Amanda, esa suerte de muñeca recauchutada y azucarada, encaprichada con el color rosa, los lazos y los peluches, esa rubia de bote que se plantó en el concurso, código penal bajo el brazo, dispuesta a demostrar que las apariencias engañan es en realidad una atleta profesional.
Como lo leen. Cuando el pasado jueves, Mercedes Milá les dio a los habitantes de la casa la oportunidad de conseguir la inmunidad localizando un objeto, añadió que tal objeto era además una pista para descubrir uno de los secretos.
El pasaporte para este privilegio era ni más ni menos que una medalla. Ninguno la encontró. La condecoración haría referencia, al parecer, al pasado como deportista de Amanda. La página de la Real Federación Española de Atletismo cuenta con un perfil que coincide con el de la joven.
En cuanto a Aritz, la ausencia de secretos desató enseguida todas las alarmas. En primer lugar, los espectadores descubrieron que en el vídeo de presentación de Han aparecía misteriosamente de fondo una imagen del vasco en una marquesina, lo que dio lugar a todo tipo de suposiciones sobre su relación con el chino.
Nada ha quedado claro, de momento, sobre este asunto. Lo que sí ha trascendido es que Aritz, a quien Gran Hermano 16 presentó como una especie de ermitaño desconectado del mundo -que ni ve la televisión, ni navega por Internet, ni conoce la historia del programa y el único móvil con el que cuenta es una «patata»-, podría ser en realidad un bloguero que se hace llamar «el tipo del sombrero», tener varios perfiles en diversas redes sociales, conocer a al menos a un exconcursante de GH y ser dueño de un smartphone de alta gama. Este sería su blog, este su perfil de Twitter, este el de Facebook y este el de Google Plus. Y este su particular Gran Hermano montado en su propia habitación.
