Miles de manifestantes de la Revolución del Paraguas de Hong Kong permanecen inmóviles frente a la sede del Gobierno local de la ciudad homónima. Pese a las insistencias del Gobierno regional, con el apoyo de Pekín, para que abandonen las protestas, los 100.000 manifestantes, según los organizadores, pretenden aguantar a toda costa hasta mañana miércoles 1 de octubre, día nacional de China y fecha original del comienzo de la campaña de desobediencia civil.
El Gobierno central chino, por su parte, ha reiterado este martes su apoyo a las autoridades regionales de Hong Kong frente a las multitudinarias protestas que se han extendido por ese territorio desde el pasado fin de semana en contra de la reforma electoral del país. «Respaldamos plenamente al Gobierno de Hong Kong mientras afronta esta situación de acuerdo a la ley», señaló una portavoz del Ministerio de Exteriores, Hua Chunying, durante una rueda de prensa.
Hua reiteró que Pekín considera las protestas como una «asamblea ilegal» que constituye un «sabotaje al Estado de derecho y a la seguridad ciudadana».
La portavoz volvió a advertir contra una posible interferencia exterior en asuntos internos chinos y pidió «precaución» a otros países para evitar la práctica de actividades ilegales
El pasado domingo, las protestas alcanzaron el mayor nivel de violencia desde hacia 25 años. La Policía, con uniforme de asalto, lanzó gas lacrimógeno, gas pimienta y disparó balas de goma contra los millares de manifestantes que paralizaban el centro del territorio autónomo chino para exigir elecciones completamente libres.
Unos 100.000 estudiantes hongkoneses, según los organizadores, se manifiestan desde el pasado finde semana en Hong Kong para pedir que las próximas elecciones de 2017 sean democráticas. Uno de sus objetivos, además, es la dimisión del actual jefe del Ejecutivo autónomo, Leung Chun-Ying, que sustituyó a Donald Tsang, acosado por sus nexos sospechosos con grandes empresarios en 2012. El Gobierno chino ya anunció el mes pasado que no permitiría una elección abierta para el próximo gobernante de Hong Kong.
