El Madrid pasa de lo vulgar a lo exquisito

 

dddddddMadrid.- Hay un territorio inhóspito en el que los equipos con máximas aspiraciones se mueven como sardinas en el campo. Es el territorio de la vulgaridad, el que convierte a los futbolistas en seres anónimos que deambulan por la cancha como autobuses un lunes por la mañana, con el conductor somnoliento y los viajeros durmientes. Ese era el territorio del Real Madrid, jugando al trote de Xabi Alonso y dejando a Modric que diseñara, pintase, limpiase y firmase todo el cuadro ofensivo. Un territorio de la vulgaridad que le ofrecía a la Real Sociedad las mejores condiciones para pintar su casa a su gusto. Con Canales de falso nueve y con Vela y Griezmann de cuchillos ansiosos por cortar mantequilla, se antojaban dos miradas muy distintas del partido. Al Madrid se le veía el entrecejo, que es señal de una mirada torva, y a la Real se le notaba la alegría en la cara de quien mira distinguiendo el mar del horizonte. Al término del partido la mirada del Madrid era limpia y la de la Real oscura como una noche de invierno. Entre medio, cuatro goles que sacaron a uno de la vulgaridad y metieron a otro en el túnel del tiempo.

 

 




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