Una de las víctimas de la masacre del pasado sábado en Houston (Estados Unidos) consiguió enviar un mensaje de texto a su madre pidiendo ayuda momentos antes de que su expareja la matara a ella y a su familia, revelaron ayer las autoridades.
Ese mensaje de Valerie Jackson, de 40 años, condujo a la Policía hasta la vivienda ubicada en los suburbios de Houston donde ocurrió el crimen, aunque no llegaron a tiempo de impedir la matanza, lamentó hoy la fiscal del distrito del condado de Harris, Devon Anderson.
«Mi corazón está con esa madre que recibió un mensaje de su hija pidiendo ayuda. Ella estaba muy lejos pero hizo lo que cualquier madre hubiese hecho, llamar a la Policía», explicó Anderson.
Cuando los agentes llegaron a la vivienda de Jackson, pudieron observar parte de la dantesca escena por una ventana y trataron de entrar por la fuerza, pero el sospechoso de los crímenes, David Conley, de 48 años, abrió fuego contra ellos.
Una hora después, y tras la intervención de negociadores, Conley, quien había mantenido una relación con Jackson en el pasado, se entregó.
En el interior del inmueble los agentes encontraron ocho cadáveres, todos atados y con disparos en la cabeza.
Las víctimas fueron identificadas como el matrimonio formado por Valerie y Dwayne Jackson (50) y los menores Nathaniel, de 13 años; Honestly (11), Dwayne (10), Caleb (9), Trinity (7) y Jonah (6).
Las autoridades creen que, por lo menos Nathaniel, era hijo de Conley, quien esta mañana compareció ante el tribunal, acusado de varios cargos de asesinato.
Anderson no reveló hoy si en el juicio pedirá una condena de pena de muerte para Conley, aunque dijo que eso sería «lo lógico».
En Texas, un homicidio se castiga con pena de muerte o con cadena perpetua.
Durante años, Valerie Jackson tuvo idas y venidas sentimentales con Conley y con Dwayne Jackson, ambos con un historial de violencia doméstica a sus espaldas.
De hecho, esta mujer tenía dos perfiles activos en la red social Facebook, uno con el apellido Conley y el otro con Jackson.
Recientemente, Jackson había cambiado las cerraduras de la casa para impedir que Conley pudiese entrar, pero el sábado, el presunto asesino logró saltar por una ventana para cometer la masacre.
