Nadal reaparece en Hamburgo

Se lo cuestiona el propio Rafael Nadal, a través de una fotografía en la que aparece entrenando sobre la arcilla de Hamburgo, con un cielo gris y nuboso: “¿Invierno o verano?”. La instantánea del escenario donde el español regresa al circuito es la síntesis de lo que ha sido y lo que ha de ser, de una temporada en la que el número 10 del mundo ha conocido una nueva realidad, la fría vida en la derrota, y en la que lucha consigo mismo para que vuelva a asomar la luz cálida del sol y las victorias.

Este año, Nadal solo ha levantado dos trofeos –Buenos Aires y Stuttgart, ambos de categoría 250– y ha completado un primer semestre (cuartos de Australia y Roland Garros, segunda ronda de Wimbledon) en el que se ha llevado no pocos sinsabores. “He perdido más en seis meses que en los últimos 10 años”, admitía el domingo, en la conferencia previa a un torneo que le servirá de lanzadera antes de la gira norteamericana de pista rápida (Montreal y Cincinnati), previa al US Open (del 31 de agosto al 13 de septiembre).

La segunda mitad del curso, sin embargo, le ofrece una buena perspectiva. Al no haber acumulado puntos en este tramo durante 2014, como consecuencia de las lesiones, ahora dispone de una buena oportunidad para ir sumando y escalando posiciones en el ránking. Pese a que hoy día quede como un objetivo lejano, necesita situarse entre los ocho mejores del circuito para poder disputar la Copa de Maestros, el próximo mes de noviembre.

“El cuerpo me pide jugar. Es obvio que ahora la situación es diferente, pero hay que aceptarla. Tengo que afrontarla con una buena actitud y seguir trabajando para volver a estar a un buen nivel”, señaló Nadal, que no participaba en Hamburgo desde 2008; entonces, batió en la final al suizo Roger Federer, que un año antes le había vencido. Cuatro más atrás, en 2003, el torneo alemán acogió el estreno oficial del español en la ATP.




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