El Rey ha aprovechado la singularidad del acto de imposición de condecoraciones de la Orden del Mérito Civil de este viernes, en el que han sido galardonadas una buena representación de personas corrientes, como una declaración de intenciones de su reinado. La Monarquía busca cercanía con la sociedad y dar reconocimiento a gente cuyos méritos son identificables en la mayoría de la sociedad es poner en valor la normalidad y un gesto de aproximación a la gente. “Aspirar al respeto, merecer la confianza de los ciudadanos es también una obligación para todas las autoridades públicas”, ha subrayado Felipe VI.
Don Felipe, que ha equiparado la afirmación de los principios éticos y morales con la defensa de los valores constitucionales para la construcción de España, se ha referido a la situación de desafección que vive la sociedad ante las instituciones por los comportamientos particulares de algunos de sus representantes. Así, ha destacado que los intereses generales y la búsqueda del bien común “son deberes permanentes e inexcusables derivados de cualquier responsabilidad institucional”.
El Monarca ha aprovechado este acto para conmemorar su aniversario en el trono y ha recordado el día de la proclamación como “imborrable, lleno de sentimientos y emociones”. Ha asegurado que durante este período ha trabajado con lealtad al juramento que prestó y que ha puesto todo su empeño en los compromisos que asumió en su discurso de proclamación.
Ha valorado el año transcurrido como el que ha abierto una «nueva etapa para la Monarquía Parlamentaria» en la historia de España, aunque también ha remarcado que este primer año “no era —ni es, en ningún modo— un punto de llegada o un fin en sí mismo”. En ese sentido, ha apuntado que la Corona está inmersa «en un proceso constante de adaptación y renovación al nivel de exigencia que demanda la sociedad en el siglo XXI”.
