En Noruega la homofobia ha tenido presencia en un campo de balompié. El domingo, 25 minutos antes del final de un partido, el jugador Simen Juklerød fue expulsado por haber llamado gay a un rival. Este centrocampista, que suda la camiseta del club Baerum SK, ha sido sancionado por la Federación Noruega de Fútbol con dos partidos de suspensión por este incidente del que parece estar arrepentido y acepta la sanción.
“No tenía para nada la intención de herir a nadie. Lo hice en la tensión del momento. Había muchos intercambios verbales y he ido demasiado lejos”, ha afirmado el atleta.
La víctima de su insulto homófobo Anders Gjermshu, jugador del equipo rival, el Sandnes Ulf, y al que acusaba de haber fingido una falta para obtener un tiro libre cuando los dos equipos iban empatados. Finalmente, el Sandnes Ulf ganó por 3-2.
Es muy loable que tanto el futbolista como el club hayan aceptado sin problemas la sanción, recogida en el reglamento que indica que se expulsará a jugadores “que empleen un lenguaje o gestos ofensivos, insultantes o groseros”. Y es que desde el equipo han indicado que ”No aceptamos que nuestros jugadores traten a los otros de homosexuales u otros calificativos similares. Muchas tonterías se dicen en el curso de un partido, pero tenemos una tolerancia cero en la materia” y que el “el caso tendrá consecuencias de forma interna”, tal como ha indicado el Baerum SK en un comunicado.
