No es la primera vez, ni la última me temo, en la que se usa la sexualidad como medio para el desprestigio. Se ha hecho con cantantes, actores y políticos.
Se intenta ensuciar su imagen tachándoles de gays o lesbianas. Como si no ser heterosexuales fuese malo. La última víctima ha sido Marc Márquez.
La prensa italiana se ha dedicado a insinuar la (homo)sexualidad de Márquez con argumentos de peso como que no se le ha conocido novia, que tiene una relación casi simbiótica con su madre o que tiene un par de amigos (abiertamente) gays con los que ha salido por bares de ambiente.
Porque si estás tan centrado en tu profesión que no te distraes con temas de parejas, si tienes una buena relación familiar o si tienes amigos gays, ya no puedes ser hetero.
Lo de las parejas me hace pensar todos esos futbolistas (en su mayoría) que pasan más tiempo entre las piernas de muchachas, que suelen acabar vendiendo sus intimidades, que entrenando.
Ese, parece ser, es el auténtico hetero. Juerguista y mujeriego. Además, el hombre hetero sólo debe tener buena relación con su padre, claro. Bien de falocracia. Y sobre todas las cosas, nada de amigos gays. Porque tener un amigo gay te hace gay a ti automáticamente.
Suerte que estamos en el s. XXI que si no.Vale, que estamos hablando de Italia, que a día de hoy, no es que sea un país excesivamente abierto de mente. Y vale, estamos hablando de una campaña en prensa deportiva para desprestigiar al rival de Rossi.
Pero la cuestión es que se sigue usando la homosexualidad como un estigma. Como si ser gay te impidiera hacer bien tu trabajo (sea de oficinista o siendo un deportista de élite).
No sé si a sus 22 añitos Marc Márquez tenrá clara su sexualidad (sea la que sea). No sé si querrá hacerla pública. Es suya y está en todo su derecho de publicarla (u ocultarla) lo que quiera.
