Solitaria, malcriada, consentida… Si eres hija única, seguro has escuchado estos epítetos más de una vez
Crecer sin la presencia de hermanos o hermanas no tiene que ser sinónimo de traumas psicológicos o trastornos; simplemente se tiene una experiencia diferente, con puntos de vistas alternativos y, también, ciertas manías.
Hoy te contamos algunas cosas que solo se comprenden -realmente- si eres hija única:
TIEMPO A SOLAS
Al no tener compañía en casa -sino la de adultos- los libros, instrumentos musicales y los gadgets se convierten en recursos favoritos para ocupar las horas. Esto, con el tiempo, ayuda a desarrollar los talentos individuales y la verdad no representa una molestia.
MÁS SENSIBLES
Obviamente, las discusiones con los mayores y menores no existieron, quizás solo con los amigos; por eso, muchas veces los comentarios maliciosos son tomados en serio por las y los hijos únicos, hiriendo sus sentimientos.
EL COMPARTIR CON LOS DEMÁS
Puede ser un concepto abstracto. Nuestra ropa, accesorios, comidas y parejas son nuestras. De ahí que la primera persona y el adjetivo posesivo “mío” formen parte habitual del vocabulario de las hijas únicas.
En más de una ocasión, esta característica hará que varias cejas se alcen y te pregunten ¿por qué eres así? Ya tienes la respuesta…
MENTALIDAD ABIERTA
Si bien numerosos estudios psicológicos han evaluado la “atracción” que existe entre hijos únicos, estos también son más abiertos con los demás. La franqueza y la asertividad son otros de sus rasgos.
ROLES FUTUROS
A menos que las parejas de las hijas únicas tengan hermanos o hermanas, o el caso de los mejores amigos que vengan al rescate, el tener sobrinos y sobrinas que consentir será un rol reservado a los demás.