Un grupo heterogéneo de personas se agita con entusiasmo. Incluso los más reacios a menear el cuerpo acaban de descubrir que su cadera va por libre y no pueden parar. Al fondo, rodeados de decoración selvática y visuales epilépticas, una pareja de DJs sacude los brazos. Su cóctel musical, mezcla de aires caribeños, cumbia hipnótica y ritmos de ultramar, hace vibrar a un público cada vez más entregado. La locura colectiva se desencadena al son de un lema:«¡Cumbia o muerte!».
Cada vez es más común encontrar en la oferta nocturna música tropical para bailar. Ya es habitual que colectivos varios unan fuerzas y celebren en ciudades como Granada, Santa Cruz de Tenerife, Valencia, Zaragoza, Barcelona y, sobre todo, Madrid, fiestas donde el personal no sólo se entrega al baile desenfrenado, sino que descubre un nuevo mundo, una mezcla bizarra e irresistible de sonidos latinos que poco tienen que ver con los temas empaquetados y sellados con vocoder de la radiofórmula.
«Recopilamos música de la zona intertropical del planeta, desde la cumbia y la salsa clásica hasta el moombhaton y el tropical bass», explican los DJs del colectivo Sonidero Mandril. «Nuestras sesiones buscan crear un ambiente electro-tropical combinando sonidos tradicionales y electrónicos».
Los DJs de Guacamayo Tropical.
Es precisamente esta emulsión de estilos, con trazas de folclore y bases sabrosas la que ha convertido la música tropical en una escena fértil y diversa, celebrada globalmente.
«Los sonidos africanos, mezclados con folclore de regiones tropicales ya estaban ahí, pero muchos no lo sabíamos», afirman en el sello Caballito. «La música tropical es una nueva especia que descubrir para dar otro sabor a la vida». Quién le iba a decir a Adolfo Pacheco y su conjunto que Su machete, remezclado por este sello, llegaría a reventar pistas de baile…
