De Gea saca los puños

Lo deportivo se impuso a lo extradeportivo. Los planes previstos a los imprevistos. La hoja de ruta pesó más que las noticias turbias que sacudieron a la concentración española días atrás.

Porque hubo cambio de guardia en la portería. Desde el año 2000 que en un debut en una fase final la alineación de España no empezaba con otro nombre y otro apellido que no fueran los de Iker Casillas. Del Mundial de Corea y Japón al de Brasil, el portero exmadridista copó la meta española en el arranque de una gran competición.

Hasta ayer en Tolouse, cuando Vicente del Bosque decidió mantenerse firme en las convicciones que confesó que tenía dibujadas en su mente desde hacía cuatro meses. Su postura no cambió pese a los problemas privados de David de Gea y apostó por el guardameta del Manchester United para completar el relevo generacional bajo los palos que se insinuaba desde hace tiempo, al menos desde que Iker Casillas dejó de ser Iker Casillas porque su versión de las últimas temporadas es muy menor.

De Gea (25 años) dijo el viernes que no es verdad que esté involucrado en el caso Torbe, un asunto turbio con acusaciones de abusos sexuales de por medio. Afirmó que eso le haría más fuerte y que para nada le afectaría si Del Bosque se decantaba por él en detrimento de un Casillas que ya se olía que no jugaría al renunciar a hablar en la víspera del estreno, pese a ser el capitán.

Los compañeros del guardameta del Manchester United cerraron filas en torno a De Gea y ayer lo demostraron. Saltó al campo siempre junto al portador del brazalete, Sergio Ramos, y recibió un beso en la mejilla de Jordi Alba justo antes de que empezara el partido.

A partir de aquí el exportero del Atlético se convirtió en un espectador de lujo del encuentro. De hecho, sólo intervino en cinco ocasiones hasta el descanso.

La primera para sacar de puerta a los quince minutos, aunque su primera acción real llegó al borde del entreacto cuando Necid lo puso a prueba con un cierto peligro. Respondió desbaratando la acción en dos tiempos.

En pocos partidos esta temporada habrá tenido menos trabajo De Gea, que cumplió ante la República Checa su décimo entorchado como internacional (sólo el cuarto oficial y el primero en una fase final), aunque su portería pasó por un par de apuros en la reanudación.

En uno de ellos el guardameta se estiró con acierto para blocar el balón. Y en el otro sacó los puños en el tiempo añadido para desviar un remate de Darida. Pero no tuvo que hacer más. Debió ser el jugador que menos apareció en los planos televisivos.

Cuando llegó el tanto de Piqué lo celebró en la soledad que acompaña a los porteros, mientras Casillas saltaba como un resorte el primero en el banquillo. “¿De Gea bien? Todo está en orden. La colaboración de Iker ha sido fantástica.

También nos puede ayudar en cualquier momento desde el banquillo”, explicó Del Bosque tras el partido. De Gea terminó levantando el pulgar en señal de aprobación en dirección al público y abrazándose con Iniesta y Thiago. El relevo en la meta ya es un hecho, seguramente irreversible. Ley de vida.




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