Yogi Berra, leyenda que trascendió las fronteras del béisbol

NUEVA YORK (AP) _ La leyenda de Yogi Berra es algo que “no se acaba cuando se acaba”.

El cátcher miembro del salón de la Fama y conocido tanto por sus declaraciones que provocaban confusiones lingüísticas como por su récord de 10 títulos de la Serie Mundial con los Yanquis de Nueva York, ha muerto. Tenía 90 años.

Berra, cuyo nombre figuró lo mismo en los libros de récords y en las antologías de frases célebres, murió el martes por causas naturales en su casa de Nueva Jersey, dijo Dave Kaplan, director del Museo Yogi Berra.

El legendario pelotero jugó en más encuentros de la Serie Mundial que ningún otro. En tres ocasiones se le nombró el Jugador Más Valioso de la Liga Americana.

Incluso para personas completamente ajenas al béisbol, quedan para el recuerdo sus divertidos axiomas.

“Esto no se acaba hasta que se acaba” figura entre ocho frases de Berra incluidas en el conocido libro “Bartlett’s Familiar Quotations”.

¿Cómo se le venían a la mente? 

“Cuando estoy sentado, cenando con la familia, estas cosas simplemente surgen. Y mis hijos me dicen, `papá, acabas de decir otra’. Y yo no sé siquiera qué diablos dije”, aseguró Berra alguna vez.

Bajito y con un rostro amable, Berra fue un legendario jugador de los Yanquis que ayudó a su equipo a llegar a 14 Series Mundiales durante sus 18 temporadas en el Bronx.

“Aunque lloramos la pérdida de nuestro padre, abuelo y bisabuelo, sabemos que está en paz con mamá”, dijo la familia de Berra en un comunicado difundido por el museo. “Celebramos su reseñable vida, y damos gracias por que significara tanto para para tantos. En verdad se le extrañará”.

Berra iba a bordo de una nave artillada que apoyó el desembarco de las fuerzas estadounidenses en Normandía, en 1944, y jugó con los Yanquis de 1946 a 1963. Entre sus compañeros estuvieron miembros del Salón de la Fama como Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Whitey Ford y Phil Rizzuto.

“íNo! Díganme que no es cierto. ííEra un buen hombre, mi ex manager y amigo!!. RIP, Yogi”, tuiteó el ex astro de los Yanquis, Dave Winfield.

Lawrence Peter Berra, hijo de inmigrantes italianos, recibió su mote cuando era muy joven, en San Luis. Entre sus compañeros de un equipo de béisbol amateur figuraba Jack McGuire, otro futuro pelotero de las mayores.

“Algunos fuimos a una película en la que aparecía un yogui, y después de eso, Jack comenzó a llamarme Yogi. Se me quedó”, dijo Berra alguna vez al Saturday Evening Post.

Era un pelotero adorado por los fanáticos, particularmente por los niños. Yogi Bear, el conocido oso de los dibujos animados, recibió su nombre en honor de Berra, como parte de un juego de palabras en inglés.

Hasta los años recientes, siguió apareciéndose con frecuencia en el Yankee Stadium y en los camerinos, donde le profesaban admiración Derek Jeter, Joe Torre y otros miembros de la organización de Nueva York.

En 1956 fue receptor en el único juego perfecto en la historia de la Serie Mundial, y después del último out saltó a los brazos del pitcher Don Larsen. El famoso momento fue inmortalizado en fotografías y películas difundidas en todo el mundo.

Después de sus días como jugador, Berra sirvió como coach o mánager de los Yanquis, los Mets de Nueva York y los Astros de Houston. Llevó a los Yanquis y a los Mets a ganar gallardetes.

En 1985, su despido como mánager de los Yanquis a los 16 juegos de iniciar la temporada abrió una disputa con George Steinbrenner. Berra prometió nunca volver al Yankee Stedium mientras Steinbrenner siguiera siendo el propietario.

Pero en 1999 cedió, e hizo el primer lanzamiento en el juego inaugural de la temporada.

“Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de una leyenda de los Yanquis y de un héroe estadounidense, Yogi Berra”, tuiteó el club en su cuenta oficial.

Berra, electo para 18 equipos distintos en el Juego de Estrellas a lo largo de 15 años, nunca devengó más de 65.000 dólares por temporada. Falleció en la misma fecha en que, 69 años antes, debutó en las mayores.

No tenía un talento natural.

Regordete y lento, probó suerte con los Cardenales de su ciudad natal, pero jamás firmó un contrato. Un cazatalentos de los Yanquis identificó su potencial, lo que abrió la puerta a un convenio.

Llegó a las Grandes Ligas en la temporada de 1946 y bateó un jonrón en su primer turno. Al año siguiente siguió luciendo con el tolete, pero sus tiros eran tan erráticos que se le mudó a los jardines antes de relegarlo a la banca.

Su despegue llegó en 1948, cuando bateó para .315 con 14 vuelacercas y 98 impulsadas, mejorando además su fildeo.
Fue el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1951, 1954 y 1955. Ostenta los récords de la Serie Mundial, de más hits con 71 y más juegos con 75.

Ingresó al Salón de la Fama en 1972.  

El pelotero se casó en 1949 con su esposa, Carmen. La pareja se conoció en San Luis y tuvo tres hijos, incluido Dale Berra, que jugó en las mayores.

En 1996 recibió un doctorado honoris causa de la universidad del estado en Montclair, Nueva Jersey, donde vivía con su familia. La universidad también le puso su nombre a su estadio de fútbol. El anexo Museo Yogi Berra abrió en 1998.

Allí se guardan recuerdos del jugador, incluido lo que consideraba su posesión más preciada: el guante que utilizó para atrapar la pelota durante el juego perfecto de Larsen.

Su esposa le preguntó una vez a Berra dónde le gustaría ser sepultado, si en San Luis, Nueva York o Montclair.   “No lo sé”, respondió. “¿Por qué no mejor me sorprendes?”



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