Nunca me había planteado escribir, un libro hasta ahora

Nunca me había planteado escribir, hasta que hace tres años, cuando estalló el escándalo de mi vídeo sexual, me quedé completamente sola. Sin ninguna amiga a la que contar mis penas. Fue entonces cuando empecé mi diario. Allí volcaba no solo las confidencias que hasta entonces podría haberle cuchicheado a una amiga. Allí plasmaba las confesiones que no le había hecho jamás a nadie. Cuando me ofrecieron publicar un libro pensé que hacer llegar a todos mi escritura era dar un paso más hacia mi libertad, a ser fiel a mí misma. Así nació ‘El abrazo infiel’, mi novela. Así, sin miedo al qué dirán, afronto ‘El abrazo infiel’, mi blog.

«Duele escuchar tantas veces que te llamen mala madre»
Lo primero que muchos me preguntan es si Adriana, la protagonista de mi novela, está inspirada en mí. Sí y no. En ella he volcado muchos sentimientos, pero hay algo fundamental que nos diferencia: ella no es madre. A ella la he creado más libre. Y ojo que no la envidio: yo no puedo renunciar al sexo, pero tampoco a mi familia.

Por ser libre, por vivir en la verdad, por no tener que mentir a Jesús, mi marido, cada vez que conozco a un chico, tengo que pagar un precio: el insulto favorito de los que quieren hacerme daño es llamarme “mala madre”. Si yo sé que no lo soy, ¿por qué me hace tanto daño cuando me lo llaman?

Cuando les das tanto amor a tus hijos, cuando darías la vida por ellos, cuando en casa aprenden valores como respeto, tolerancia, humildad, empatía, autoestima…Cuando les estás enseñando a vivir sin miedo al qué dirán, a ser libres, a que en un futuro vivan su vida como ellos decidan.

La sociedad española sigue siendo muy machista, y está claro que las mujeres son mucho más críticas que los hombres. Un estudio revela que el 80% de los jóvenes creen que en una relación de pareja –entre chicos y chicas– la mujer debe complacer al hombre. ¡A mí este dato me asusta realmente!

Siguen existiendo estereotipos y roles asumidos por la sociedad que muchos hombres no quieren cambiar pero ¡lo que no puedo creer es que no quieran cambiarlo las mujeres! Conozco algunas que viven muy cómodas en su papel de amas de casa, con mucho miedo a arriesgarse a vivir otro tipo de vida, aunque les gustaría hacerlo, y esas son las que van a darte donde saben que hacen más daño.

Cuando alguien se sale de la norma en comportamientos que son los habituales va a ser juzgado por los demás, y yo ¡me he salido de la norma! En este momento vivo con el que ha sido mi marido durante 25 años sin tener relación de pareja, y la gente no lo puede entender.

Hace muy poco, caminando por la Gran Vía madrileña se me acercó una chica y me dijo: “No suelo hacer este tipo de cosas, pero al verte, no puedo evitar decirte lo que siento. Soy socióloga y me parece ejemplar cómo estáis llevando tu marido y tú esta situación. Es una demostración de respeto, cariño y civilización ante vuestros hijos muy digna”.




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