Más de 700 migrantes subsaharianos acceden a Ceuta tras saltar la valla

La Cruz Roja atiende a 132 inmigrantes y a 22 agentes heridos tras una de las entradas más violentas y masivas de los últimos tiempos, según la Guardia Civil

 

Un grupo integrado por más de 700 migrantes indocumentados de origen subsahariano ha saltado a primera hora de la mañana de este jueves el vallado fronterizo que separa Ceuta de Marruecos, según ha precisado la Guardia Civil. Se trata de una de las entradas más violentas y numerosas de los últimos tiempos, según fuentes policiales. Los agentes han conseguido detener a centenares de personas en suelo marroquí y la Guardia Civil ha devuelto a un contingente a Marruecos —se trata de devoluciones en caliente, que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a eliminar—. Pero los migrantes que han conseguido saltar se han dirigido directamente hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).

Según han informado fuentes policiales, el salto en grupo a la valla —una frontera protegida por un doble vallado de 8,4 kilómetros de longitud y algo más de seis metros de altura—, se ha producido sobre las siete de la mañana, tras varios meses sin intentos parecidos, en la zona de la Finca Berrocal. Se trata del punto más débil de la frontera debido a áreas ciegas donde las cámaras no llegan a detectar a los inmigrantes. Durante algo más de una hora, los agentes marroquíes y los guardias civiles han intentado contener el asalto, aunque finalmente un grupo muy numeroso ha logrado entrar en Ceuta con cizallas para romper la valla, y han usado cal viva y lanzallamas caseros contra los agentes para no ser detenidos.

La Cruz Roja de Ceuta, que ha movilizado a todos sus efectivos en la ciudad autónoma, informa de que ha atendido en total a 592 inmigrantes, de los que 132 estaban heridos, 11 de ellos han tenido que ser trasladados al hospital por fracturas y heridas provocadas por las concertinas de la valla. Además, han atendido a 22 agentes, cuatro de ellos evacuados al Hospital Universitario de Ceuta. Los agentes sufren trastornos respiratorios y conjuntivitis tras haber sido rociados con espráis caseros y cal viva. Es la primera vez que los inmigrantes usan este tipo de sustancias contra los agentes.

Varios inmigrantes, con las manos heridas por las concertinas de la valla.
Varios inmigrantes, con las manos heridas por las concertinas de la valla. JOAQUÍN SÁNCHEZ

Fuentes policiales han explicado que los agentes presentan además «golpes, heridas y quemaduras» por el uso por parte de los migrantes de una «violencia inusitada» que ha incluido hasta la utilización de «radiales con baterías» para cortar la malla del doble vallado fronterizo. Esa valla todavía está coronada con alambres con cuchillas (concertinas) que el Ministerio del Interior está estudiando sustituir por elementos defensivos que causen menos daños.

Entre gritos de alegría y besando el suelo español, los inmigrantes han recorrido las calles de la ciudad, en las que ha quedado un reguero de chanclas y prendas, y se han dirigido directamente al CETI local, que acoge a más de 600 extranjeros, aproximadamente un 15% por encima de su capacidad máxima (512 plazas). En el CETI, se estudia montar módulos externos para darles acogida. Se ha perimetrado toda la zona para que nadie se pueda acercar.

La causa del hacinamiento en el CEI es el bloqueo de las salidas hacia la Península por el colapso del servicio de acogida en el Estrecho, que ha obligado a cientos de personas a dormir al raso o en recientos improvisados tras el continuo flujo de pateras en el sur. Los más de 700 migrantes que han saltado la valla en Ceuta se suman a 1.300 personas rescatadas en el Estrecho y en el mar de Alborán desde el lunes.

Incluso puede tratarse del mayor salto a la valla en la historia de Ceuta, según el diario digital El Pueblo de Ceuta. En lo que va de año, las entradas vía terrestre por Ceuta —lo que incluye saltos, en los bajos de camiones y en maleteros de coches entre otras formas de acceso— ascienden a un millar de personas (571, según las cifras oficiales, más las 592 del salto de esta mañana); las entradas por Melilla suman 2.554 personas, por encima de las cifras de 2017.

Sin embargo, hasta el de hoy este año había habido “uno o ninguno” saltos a la valla, según fuentes policiales, que destacan que el mar había sido la principal vía de acceso porque Marruecos tenía perfectamente controlados a los subsaharianos, que malviven en el monte Gurugu a la espera de poder pasar a España.

En septiembre del año pasado, tras dos saltos masivos en agosto, el entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, informó en la comisión del ramo del Congreso de que en lo que iba de año se habían producido nueve saltos masivos con éxito. «Estos intentos se van sucediendo a lo largo del año, es un goteo constante», resumió.

Las autoridades españolas siempre han defendido los resultados de la cooperación con Marruecos, aunque en febrero del año pasado el ministro de Agricultura marroquí, el empresario Aziz Ajanuch, una de las mayores fortunas del país y amigo personal del rey alahuí, emitió un comunicado donde advertía que cualquier obstáculo respecto a los acuerdos agrícolas y de pesca entre Marruecos y la Unión Europea conlleva el riesgo de que se reanude “el flujo migratorio” que Rabat ha sabido “gestionar y mantener” con “esfuerzo sostenido”.

Horas después declaró a Efe: “¿Cómo queréis (los europeos) que hagamos el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa no quiere trabajar con nosotros? ¿Por qué vamos a seguir haciendo de gendarmes y darles empleo (a los africanos establecidos en Marruecos)? (…) El problema de la emigración es muy costoso para Marruecos, y Europa debe apreciarlo en su justo valor”.




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